Escuché la radio. Hablaban del escándalo de las tarjetas
fraudulentas que permitían trincar a políticos y sindicalistas al cobijo de Caja
Madrid y Bankia. Un tertuliano sentenció: la casta, de nuevo robando. En este
momento el subconsciente se pone en marcha: la casta -termino popularizado por
Podemos- existe, y roba, y me enfada tanto el tema que apoyaré a Podemos, que
parece ser la única izquierda que se preocupa ante tanto latrocinio
generalizado. Pero esto no es verdad, hay mucha personas de izquierda moderada
que por formación o intuición tienen una idea clara de los problemas del país y
sus posibles soluciones, y además son decentes. El problema es que a nivel de
representación política esta gente está en orfandad manifiesta.
A nivel político y social este país tienes dos grandes
problemas. El primero es que hay demasiados sinvergüenzas aprovechándose de lo
público, demasiados incapaces malgastando lo que es de todos y demasiados
políticos inmiscuyéndose en la vida civil cuando nadie los ha llamado ni los
necesita. Es necesario una regeneración democrática profunda (radical es el
termino que se utiliza cuando las cosas han ido tan lejos), y esta exigencia no
debería tener color ni banderas políticas, debería ser un clamor de toda la
gente decente, sea de derechas o de izquierdas.
El segundo problema es que la crisis ha destrozado el país.
Se requiere que la izquierda moderada deje de hacer propaganda y coja al toro
por los cuernos, y cuente a la población –sean buenas o malas las noticias- como
debería actuarse desde la óptica de centro izquierda, de cómo combinar la
necesaria austeridad, las necesarias reformas estructurales, las necesaria presión
a Alemania para que deje de estrangular el crecimiento, con políticas diseñadas
para resolver los tres grandes problemas provocados por la crisis: paro,
desigualdad y pobreza. Eso de decir la verdad no es tema sin importancia, cada
día me asquea más a lo que se dedican últimamente los partidos: hacer demagogia
en la oposición, y traicionar lo prometido cuando se gobierna. Con estas
enseñanzas a nadie extraña que los nuevos jóvenes políticos, ya puestos a
prometer, prometan el cielo. ¿Quien da más?: el próximo nuevo partido que tenga
un líder con el don de levitar arrasará. ¡Viva el circo¡.
Regenerar la democracia y evitar que la crisis siga machacando a los ya machacados
es el reto de la izquierda. Se trata de hacer Política con mayúsculas, pero el
problema es que la gente de sensibilidad socialdemócrata se ha quedado sin
instrumentos de actuación política.
Desde la democracia el centro-izquierda sociológico ha
estado bien representado a nivel político por el PSOE, pero desde hace años el
PSOE se ha convertido en un a modo de club de funcionarios de partido que se
reparten -a cara de perro- lo poco que queda del pastel. O se espabilan o en
breve Podemos se queda con el pastel.
El PSOE ha decidido jugar en segunda división, y todo porque
los barones y jefes locales del partido saben que en esta categoría ellos
seguirán de titulares. No opta por jugar en primera división, pues muchos de
los funcionarios de partido saben que es esta categoría serán suplentes, o
incluso pueden verse obligados a dejar el cargo y ponerse a trabajar.
Jugar en primera división es intentar representar
políticamente a toda la izquierda sociológica de este país, y para ello debe
abrirse de forma radical a la ciudadanía, a esta multitud de personas que
sienten de izquierdas pero en este momento no se sienten representados por el
PSOE. Ese es el reto, lo demás son palabras. No se trata de afiliar
necesariamente en el partido a las personas con esta sensibilidad. Se trata sin
más de contar con ellos, de escucharlos, de debatir, de animarlos, de hacerles
participes y cómplices a todos los efectos de un proyecto común que intenta
plasmar en actuaciones concretas las ansias compartidas de libertad e igualdad.
Para las próximas elecciones municipales y autonómicas el
PSOE de nuevo se enroca en su mediocridad funcionarial interna. Sacará algunos
buenos candidatos, algunos honrados esforzados pero sin carisma, pero también
muchos zoquetes cuyo único merito es controlar su agrupación local. Para mas mortificación
del sentido común la instauración de las primarias en el PSOE hará que alguno
de estos zoquetes hasta se crean estadistas con notable apoyo popular. Las
primarias no abiertas tiene un defectillo, y es que el votante tiende a avalar
y votar al portador del dedo mágico que lo mismo le coloca que le manda al
paro. Resumiendo: un engaño.
Me perece una drama el hundimiento del PSOE, y por eso
quiero confiar en su nuevo secretario general, Pedro Sánchez. Pero por ahora no
tiene tiempo ni fuerzas para poner en marcha un PSOE jugando en primera división.
Simplemente fue elegido secretario general por los barones y jefes locales que luchan
a muerte por sus puestos y Pedro Sánchez no puede hacer lo que tendría que
hacer con vista a las próximas elecciones, y que es sin mas obligar a quien no apruebe
en los sondeos internos a no presentarse a las urnas, dejando el paso libre a otros
candidatos, no necesariamente militantes del PSOE, que obtengan mayor apoyo ciudadano.
Susana Díaz si tendría fuerza para poner el partido patas arriba, pero es mucho
trabajo, así que “hakuna matata”, ningún problema.
En cualquier caso las próximas elecciones municipales y
autonómicas aun no acabarán con el PSOE -o eso espero y deseo- aunque obtenga
malos resultados, pero el PSOE esta acabando con la paciente de la izquierda sociología,
y debería rectificar su rumbo, abriéndose a la sociedad, aunque solo sea para
no castigar a tanta gente decente que no se merece que sus ideales cívicos no
tengan representación política por culpa de un PSOE secuestrado por los intereses
particulares de unos funcionarios de partido con obvio beneficio pero sin
oficio propio.
Publicado en Tribuna de Opinión de Diario Sur. Málaga. 28.11.2014