El FMI ha logrado lo imposible, unir a casi todos los
españoles en su contra. Su propuesta de reducción del 10% de los salarios para
salir de la crisis ha unido a todos, derechas e izquierdas, elites extractivas
y mandados, sabios e ignorantes: ¡que disparate de propuesta¡. Imagino que solo
Esperanza Aguirre y los austriacos apoyaran parcialmente tal propuesta, así
como los empresarios, pero dado el clima unánime en su contra los empresarios
callan, Esperanza tiende la ropa, y los austriacos siguen con su mantra:
nuestro reino no es de este mundo.
Pero de la esencia de lo dicho por el FMI nadie dice nada.
Lo que ha dicho el FMI, y es lo que dijo meses atrás Guindos tras consejo de
ministros, es que no hay arreglo para el paro a años vista, que un cuarto de la
población activa (incluyendo la mitad de los jóvenes) quedará por años
desempleada y, en este contexto de exceso de oferta, los empleos que se creen
serán casi todos de pésima calidad. España capital mundial del minijob, eso sí sin
usar este nombre, que los españoles aunque seamos pobres somos orgullosos.
El mensajero, el FMI, ha dado una previsiones desastrosas, y
la reacción unánime ha sido matar la mensajero. Es más, si creemos lo leído
realmente la crisis que padecemos es culpa del FMI, que en nuestra piel de toro
no se han cometido errores, que la culpa es de otros. Es la esencia de la falta
de autocrítica: la culpa es de otros.
Me hubiera gustado una respuesta lucida al comunicado del
FMI, una respuesta en el sentido de: tenemos un gran problema, no estamos de
acuerdo con las propuestas del FMI, pero ofrecemos unas propuestas
alternativas.
Un país funciona cuando esta bien organizado; esto incluye
una ciudadanía laboriosa y responsable, una clase política que diseña y actúa, y
una clase media culta que no renuncia a pensar, y que valida con su aceptación
critica el modelo social y económico del país.
¿Dónde está la sociedad culta, la que razona, la que critica
-y por tanto es autocrítica- la que siempre que dice –por ejemplo al FMI- “de
esa manera no” es para decir, acto seguido, pero algo tenemos que hacer, y
debatamos sobre estas otras propuestas. Desde luego esta sociedad culta no está
en las tertulias televisivas, en las sectas llamadas partidos políticos ni en
tanto periodista mercenario. Esta sociedad culta está mas bien en el sentido
común de muchas personas anónimas, en parte de la opinión publica. También está
en parte de la opinión publicada, pero cuanta tontería hay que leer, ver u oír
para pillar un mirlo blanco, una persona instruida y sensata que dice o escribe
como hacen las personas instruidas y sensatas.
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