Como mejorar la sanidad en España
Cada vez tengo más claro que las naciones son prósperas si sus
ciudadanos son personas responsables en la vida y en el trabajo, y como ejemplo
tienen a los alemanes, que lo que pierden en las guerras lo recuperan de
inmediato en la paz. También deben los países tener una adecuada organización
social, pero para ello se requiere, una vez más, de una ciudadanía virtuosa y,
por poner otro ejemplo, hay tienen a los nórdicos, prósperos y con el plus
añadido de sin organizar guerras.
Si lo importante es la materia prima debemos estar
esperanzados con el futuro de la sanidad en España, porque la materia prima es
inmejorable: médicos y enfermeros se nutren de las elites escolares, dada las
muy altas notas que se requiere para su ingreso en la universidad; el sistema
MIR en un optimo invento para asegurar la capacitación profesional de los
médicos; por ultimo, los profesionales sanitarios se caracterizan por su alta
motivación vocacional, y como ejemplo sus movilizaciones contra el posible
deterioro de la sanidad pública, entendiendo que esta puede terminar siendo el
ultimo reducto de ampare a tantos desamparados en esta desvergonzada crisis económica
y social.
Habría que ser demasiado inepto o malicioso para arruinar un
cesto (la sanidad) que tiene tan buenos mimbres, pero hasta podrían conseguirlo
los que mandan, todo es cuestión de poner patas arriba el sistema y terminar
desmotivando a los profesionales, quemándolos como decimos en el argot sanitario.
Aviso para navegantes: si se deteriora la sanidad lo que fracasará es solo la
sanidad pública, pues contra más se hunda más florecerá la sanidad privada.
Esto algunos lo saben.
Dicen que el sistema sanitario español es muy bueno, pero no
estoy de acuerdo. Por un lado es muy difícil de sostener económicamente. Por
otro es lógico que la gente este muy contenta de tener un medico de cabecera en
la esquina de su calle, que atiende de inmediato, y también satisface el trato
que reciben los pacientes ingresados en los hospitales, pero hay aspectos muy
deficitarios: listas de espera, mala organización en las consultas por
especialistas, o sensación de desamparo cuando no se esta conforme con la
atención recibida. Quizás estas deficiencias expliquen que cuando al ciudadano
se le da escoger, y es el caso de los funcionarios del Estado, entre sanidad pública
o seguros privados, opten muy mayoritariamente por lo segundo. Pero lo que más
me preocupa de nuestro sistema sanitario público es que incentiva económicamente el trabajar poco, que no premia
las dedicación y los resultados, y que estimula una atención primaria de bajo
perfil, lo que supone un suicidio en términos económicos. Un país que premia la
holganza nunca será un país prospero.
Quieren arreglar la sanidad privatizando hospitales y centros
de salud. Me parece mal. Probablemente, pero no esta demostrado, pueda salir
algo más barato, basta con empeorar las condiciones laborales de los
sanitarios, pero ya está bien de tanta explotación de los trabajadores por los
niños de papá accionista. En cualquier caso, si no le salen las cuentas,
siempre tendrán la tentación los oligopolios sanitarios privados de sacrificar
la calidad asistencial para mejorar la cuenta de resultados. Además, mientras
este país no este vacunado contra la corrupción, debería desecharse cualquier
concesión de lo publico al sector privado.
Mi propuesta para un nuevo modelo de atención sanitaria en
España es muy simple: que el ciudadano decida quien quiere que le preste la
asistencia, tal como hoy pueden hacer los funcionarios públicos del Estado. A
este modelo pueden hacerse diversas objeciones, todas analizables, pero la
única que me parece más seria es la posible quiebra de la equidad, entendiendo
esta como dar a todos la atención que precisan sin que se prime la atención a
los más pudientes o a los más sanos. Se puede evitar este inconveniente, como
otros muchos que puedan surgir al diseñar un nuevo modelo asistencial.
Este nuevo modelo tendría varias ventajas. Los que protestan
ante cualquier cambio afirmando que perjudica a los pacientes quedarían sin
argumentos, salvo que piensen que la gente es muy ignorante para saber elegir.
El cambio de modelo podría hacerse de forma pausada, sin traumas, permitiendo
progresivamente la libre elección a colectivos seleccionados, mientras los
distintos sectores públicos y privados se adaptan al nuevo sistema. Pero lo más
importante seria dar energía a un sistema soso como el actual. Los pacientes
buscaran la mejor accesibilidad, trato y calidad posible, y los sanitarios, los
médicos primero, se pondrán las pilas para ser mejores en lo humano y lo
científico. Energía es lo que necesita este país, y le energía esta en las
personas, no -como desgraciadamente estamos comprobando- en tanto inepto o
aprovechado ocupando tanto despacho decidiendo por los demás.
Damián Zamorano Vázquez
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