Imaginen la peor
pesadilla para los poderes fácticos que sustentan al PP: que tras las próximas
elecciones generales se imponga un gobierno de coalición PSOE-IU. Empresarios,
financieros, jerarcas de la Iglesia pre-Francisco, amplios sectores de la clase
media, todos tiemblan de miedo ante tal posibilidad. Un desastre: se derogaría
la reforma laboral que promete pingues beneficios a los empresarios, se acabaría
el adoctrinar niños en los colegios, habría normas fiscales que perjudicarían a
los ricos, se vetaría el privatizar lo público para hacer caja, y la
profundización de las libertades individuales crearía serias urticarias al conservadurismo
que anida en el PP. Un gobierno PSOE-IU seria la peor tragedia posible para la
derecha española.
Imaginen que los
votos que ha obtenido Podemos en estas ultimas elecciones europeas hubieran ido
a IU, como hubiera sido natural, quedando en este momento el PSOE con el 23%
del voto e IU con el 18%. Sobre esta base electoral una victoria del PSOE en
las próximas elecciones generales, aun por la mínima, podría permitir un
gobierno razonablemente estable PSOE-IU. El PSOE es un partido de gobierno, y
con fuertes compromisos con Europa y Estados Unidos, pero si la opción es
compartir gobierno con IU sus militantes no tendrían duda alguna en hacerlo, e
incluso estarían encantados, muy contentos de quitarse la mala conciencia de
aquella bajada de pantalones de Zapatero en mayo del 2010, sin luchar y sin ni
siquiera explicar lo que pasaba.
Pero ha ocurrido lo
impensable, que un amplio sector del electorado, mezcla de los descontentos y
del 15-M, no ha optado ni por la abstención ni por IU, sino que directamente ha
dictaminado que todos los que están son “de la casta”, y ha convertido de la
nada al Podemos de Pablo Iglesias en la cuarta fuerza electoral a nivel
nacional. No sabemos que ocurrirá con este partido en próximas elecciones,
puede que se hunda, puede que aumente su aceptación por el electorado, pero lo
que no puede ocurrir en el corto plazo es que Podemos se ennovie con IU
integrándose de forma clara en el sistema.
Tras el fracaso
electoral del 2011 el PSOE decidió voluntariamente – y por falta de consenso
interno- no mover ficha, salvo en Andalucía, y realizó lo que nunca podía
funcionar: realizar la travesía del desierto desde el inmovilismo. Y así de mal
le han ido las cosas. Pero es posible que el PSOE logre remontar algo gracias a
un nuevo liderazgo, y dado que la situación económica no mejorará en unos años,
no seria nada extraño que el PSOE gane por la mínima las próximas elecciones
generales. Pero en este momento surgiría el gran problema, que sería intentar
gobernar con una especia de heptapartito, con IU, tránsfugas de Podemos,
Verdes, nacionalistas no catalanes ni vascos, y alguno mas que se deje. Seria
una opción suicida, que solo llevaría a un mal gobierno de dos años para
culminar el desastre con unas elecciones anticipadas y un triunfo aplastante
del PP por años. Gobernar contra los poderes fácticos y contra una parte
considerable del electorado es muy difícil, pero podría conseguirse si solo
implica una coalición PSOE-IU, pero si implica una coalición de múltiples
partidos pequeños, sin nada en común en el fondo, eso son ganas de suicidarse y
el PSOE es demasiado serio para eso.
Cuando hace días
Felipe González dijo que en caso de necesidad el PSOE debería hacer una gran coalición
con el PP sabia lo que decía. Sabia que esta gran coalición seria aplaudida si
una grave amenaza externa afecta al país, por ejemplo que Napoleón invada
España, o los separatistas se tiren definitivamente al monte. Pero también sabe
–creo- que si esta coalición es necesaria porque ambos, PP y PSOE, han fracasado
espectacularmente, seria una coalición vergonzante, la coalición del fracaso de
ambos, no impuesta por un enemigo externo sino por uno interno: un electorado
que repudia a los de la casta. La coalición del fracaso PP-PSOE seria
humillante para los militantes del PSOE, pero peores sapos se han tragado en su
historia, y el PSOE en su momento se tragaría también este sapo, sabiendo que pueden
salir medianamente airoso si mejora la economía, o puede directamente
desaparecer como partido en caso contrario.
El PP lo tiene fácil.
Su plan A es gobernar en solitario. Lo único que no le interesa en un gobierno
PSOE-IU. Si falla el plan A le queda el B, que el PSOE gobierne solo, o la gran
coalición PP-PSOE. Salvados sus intereses la derecha fáctica tiene su futuro
asegurado, sea con la franquicia PP, sea con cualquier otro partido con
cualquier otro nombre. El destrozo que le ha hecho Podemos a IU es lo mejor que
le ha pasado al PP. Además el PP no tiene que calentarse mucho la cabeza
respecto a que hacer en el día a día: atacar sin misericordia a todos, PSOE, IU
y Podemos, esperando que destrozándose
entre ellos lleguen lo mas debilitados y desprestigiados posible a las urnas. Y
si hace falta se aprieta atacando el prestigio del PSOE en el votante de
izquierdas afirmando que lo mejor es la gran coalición.
El PSOE lo tiene
mucho peor, mal si solo puede gobernar en un delirante heptapartito, mal si
solo puede gobernar en coalición en el fracaso con el PP. Al PSOE solo le cabe
empezar de cero, olvidarse del ajedrez, olvidarse de este artículo los que lo
hayan leído, y reformular su oferta socialdemócrata, hacer una regeneración
interna democrática radical, y con estas nuevas armas enfrentarse al futuro y
pedir su apoyo al electorado. Dudo que sepa hacerlo, pero seria lo mejor para
el PSOE y para este país.
Damián Zamorano Vázquez
Publicado en Diario Sur, Malaga, 29.5.2014
No sería posible otro panorama?, por ejemplo, PODEMOS baja de su poltrona a IU y la hace girar hacía la izquierda, y al ser estas dos organizaciones necesarias para un posible gobierno socialista, sirvan de control del PSOE, para que realice una política de izquierdas de una vez por todas?
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