Se acaban las fiestas en Estepona. Años viviendo por encima de las posibilidades y, tras Astapa, se culmina con el frenesí de la fiesta de las vanidades y de los ediles disfrazados de lo que no son. Este nuestro Carnaval toca a su fin de la peor manera posible, por abandono de la hacienda pública, por lo que cuando en breve se produzca el entierro de la sardina el llanto colectivo será mayor del habitual. Tras el Carnaval llega Cuaresma, tiempo de ayuno -en nuestro caso obligado- tiempo de penitencia por los pecados cometidos y tiempo de reflexión. Muchos desearían que Cuaresma fuese un paréntesis dedicado a preparar mejor el próximo Carnaval, pero las cosas han ido tan lejos en Estepona, la decadencia económica y social tan profunda, que bien merece por una vez dediquemos Cuaresma a una honda reflexión para que en el futuro no se vuelvan a producir los errores del pasado y del presente.
A los simpatizantes del centro-derecha les espera una reflexión optimista. El PP al no gobernar recientemente no está implicado en la crisis que nos abruma, ha resistido los cantos de sirena para participar en el desgobierno, y sólo debe de aplicarse en buscar el mejor equipo para el futuro, y sin hipocresía deseo lo consiga, pues lo mejor que le puede pasar a Estepona es que en próximas contiendas electorales se enfrenten los mejores.
A los socialistas nos espera un duro calvario. Hay que asumir como colectivo los logros de gestión en años previos, pero también los errores, siendo el mayor de ellos el haberse comportado en época de abundancia como cigarras, cuando el ideal de la izquierda es la hormiga laboriosa y previsora. Respecto a Astapa las responsabilidades, si las hay, serán de los finalmente condenados, no del colectivo socialista. Mejor atenerse por tanto a la presunción de inocencia y respeto a la justicia, y no decir más, que si el caso termina en casi nada, como Ballena Blanca, muchos tendrán que tomar toneladas de primperan para poder tragarse sus palabras. Respecto al desgobierno actual los socialistas no somos responsables. El desastre final es responsabilidad absoluta de David Valadez y de quienes le han apoyado. Los socialistas locales en su mayoría nunca lo hemos querido y nunca hemos aceptado sus maneras y sus mentiras. Somos unas victimas más de su persona y pediremos responsabilidades por el desastre en la gestión, como el resto de los ciudadanos.
Pero si estamos metidos en el fango nuestro objetivo no es aprender a nadar en el fango, es salir de él, ducharnos, ponernos limpitos y encarar con ilusión el futuro, y para ello debemos retomar las virtudes originales de la izquierda moderada, y debemos hacerlo en el partido que mejor representa esta opción política, el PSOE, fundado hace 130 años por personas de trayectoria intachable y que esta muy por encima de errores y manipulaciones de cuatro cantamañanas o advenedizos.
Urge una renovación socialista. Lo primero es que los simpatizantes empiecen a reunirse y organizarse para debatir los problemas, puesto que el PSOE siempre ha sido un partido de discusión interna y nunca un partido vertical que se mueva a expensas de los intereses y las consignas fabricadas en rebotica a 85 kilómetros de distancia. Lo segundo acerquémonos a los problemas de los ciudadanos, que son a ellos a quienes pretendemos representar, que demasiado mal se están haciendo las cosas como para temerse que el PSOE no gane las elecciones locales en un pueblo donde dominan los parados y mileuristas. Lo tercero ser rigurosos en las propuestas, dejarse de catetadas. Hace falta ideología pero también mucha gestión, y esto implica atraer a personas preparadas para tal reto. Y en este momento la gestión pasa por austeridad y eficacia en el gasto público y por atraer inversiones publicas y privadas para crear riqueza y cambiar el modelo productivo de Estepona, ineficaz como se ha demostrado con el derrumbe en la actual crisis económica.
Damián Zamorano Vázquez
Publicado en Estepona Información el 28.11.2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario