Sirvan estas líneas para rendir homenaje a esta gran hombre recientemente fallecido. Peces-Barba pertenece a un grupo de personas al que España debe mucho, personas íntegras, sólidamente formadas, con inquietudes sociales, que dedicaron toda su valía y esfuerzo a culminar la transición democrática tras el franquismo y diseñar una sociedad próspera y socialmente avanzada. Hoy día hay políticos de todo tipo, y sería deseable que aumentara en numero de personas como Peces-Barba, y desapareciera esa cohorte de indocumentados amorales sin ideología que se han infiltrado en los partidos políticos simplemente para vivir del cuento a cuerpo de Maharajá.
Peces-Barba tenia unas convicciones sólidas, que nunca mercadeó, pero sabia que para conseguir una España en la que todos pudieran estar a gusto había que pactar, y bien que pactó, nada menos que la norma máxima que permite la convivencia, la Constitución Española. También tuvo una cualidad propia de hombres nobles, se hizo amigo incluso de sus oponentes políticos. No, Gregorio nunca fue concejal de Estepona.
Con estas virtudes no es de extrañar el reconocimiento que Peces-Barba ha recibido de todo el arco político. Incluso me atrevo a asegurar que este reconocimiento se ha acentuado por la mala conciencia de los políticos, que saben que sufren una importante falta de aprecio por gran parte de la población. Los políticos desean ser queridos, como todo el mundo, y que menos que señalar que efectivamente había un político que merecía ser querido, y que la política no es por definición un oficio vil, sino que hay alguna gente vil ejerciendo este útil y noble oficio.
Dada la grave situación que atraviesa España, algunos proponen un gran acuerdo global entre PP y PSOE. Yo no estoy muy de acuerdo con estos pactos, pues me parece licita y necesaria la confrontación de intereses (o de ideologías, si así quieren llamarlo). Distinto seria que la situación pase de grave a catastrófica, tipo rescate total a España o salida del euro, que eso sería harina de otro costal.
Lo que si recomendaría a los partidos es que abandonen sus programas de máximos, para facilitar puntos de acuerdo. El PP debería estar muy feliz de gobernar con un programa impuesto por Alemania, que coincidía con su programa político: disminución radical del sector público y fomento de la iniciativa privada. Pero su gozo cayó en un pozo; por la gravedad de la crisis el PP ha tenido que subir impuestos y se ha empobrecido la clase media, por lo que no hay expectativas de crecimiento: no hay financiación para crear empresas, ni hay compradores para venderles lo que se produzca. El PP debería plantearse que un estimulo del sector publico puede, en su momento, ser el mejor método para impulsar el crecimiento y el empleo. Debería estudiar la historia del sector siderúrgico de Corea del Sur.
El PSOE también debería aprender algo. Debe mantener su apuesta por el sector público, y la solidaridad vehiculizada por el Estado de Bienestar. Pero antes de aplicar cualquier servicio público debe preguntarse si es conveniente, si hay dinero para financiarla, y cual sería la forma más eficiente para implementarla, independiente de que el servicio sea realizado por empresa publica o privada. El PSOE debería aprender que la formula infalible para destrozar el Estado de Bienestar es malgastar el dinero de todos, y de esto ha habido demasiado en España.
Pero de todas formas el mayor servicio que los partidos políticos podría ofrecer en este momento a la turbada ciudadanía seria una apuesta por la democratización de los partidos, por un comportamiento ético intachable, y por dejar a la sociedad civil y a los empleados públicos libres de las servidumbres partidistas. Y, como ya no nos fiamos de las buenas palabras, este deseo de regeneración solo sería creíble si se plasma en leyes que obliguen. Al Cesar lo que es del Cesar, al ciudadano lo que es del ciudadano. No es tan complejo.
Estepona Informacion 28.7.2012
Damián Zamorano Vázquez
sábado, 28 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario