En la película “La lista de Schindler” se cuenta la
historia de un empresario alemán que salvó la vida de un millar de judíos
durante el Holocausto. El momento culminante es la elaboración de una lista de
los futuros trabajadores de una fábrica,
aunque realmente lo que se elaboraba era la lista de las personas que se
intentaban salvar del exterminio nazi.
En el momento de escribir este artículo está en
el aire otra lista, por supuesto menos dramática, pero difícil de elaborar,
como todas las listas en la que los que entran se juegan el todo o el nada. En
la lista de Estepona debe escribirse el nombre de 190 trabajadores que deben
ser despedidos del ayuntamiento. Por supuesto que cobrarán indemnización y desempleo, pero
figurar en esta lista es pasar del todo (trabajo indefinido en un organismo público) al casi nada, pues dado los
niveles de paro que padecemos encontrar trabajo hoy día es una aventura
difícil: algunos nunca lo conseguirán.
La situación del ayuntamiento de
Estepona es dramática, con deudas millonarias y unos gastos en nóminas casi iguales a los abultados ingresos.
Por supuesto que hay culpables de lo que aquí ha ocurrido, pero hoy no entraré
en ello, la cuestión que me ocupa es cómo arreglar de la mejor manera posible la
inviable situación actual.
El abultado gasto del
ayuntamiento de Estepona, que es imposible pagar, deriva de un convenio
colectivo demasiado generoso (pactado “entre amigos”), al menos para la
situación económica actual, y sobre todo de una plantilla exagerada. Cuando hay
que reducir gastos pero no sobran empleados, como ocurre en sanidad y
educación, una opción sensata es reducir sueldos
mientras dure la crisis, pero intentar evitar despidos. Los médicos de la
sanidad pública reducirán sus sueldos un 25% desde el
inicio de la crisis; es un palo muy fuerte, y protestan, pero peor sería reducir significativamente el número de médicos. Cuando sobran empleados
parece lo lógico reducir plantilla, como se ha planteado en Estepona, a la vez
que se racionalizan los sueldos de los que quedan dentro. Pero esto no es tan
fácil como parece.
¿Quien elabora la lista de
Estepona? Será exclusiva responsabilidad del equipo de gobierno. Parece ilógico
que los sindicatos colaboren en su elaboración, como se les ha pedido.
¿Cómo se elabora la lista? Una
opción es incluir en ella a lo casos mas flagrantes de enchufismo, pero eso
requiere juzgar, y para juzgar se requiere un juez legalmente validado y un
procedimiento de juicio imparcial, y esto es sencillamente inviable. Otra fórmula es incluir a los últimos que entraron
en el ayuntamiento, procedimiento con la ventaja de disminuir los gastos de
indemnización por despido, pero tan arbitrario como cualquier otro, con el
inconveniente añadido de que muchos de los despedidos ocupan
puestos específicos necesarios para el funcionamiento del consistorio, por
lo que habría que volver a contratar, a estos o a otros.
A mi criterio cualquier lista
elaborada con precipitación será probablemente injusta y arbitraria. Se
pretende que el ayuntamiento tenga solo los trabajadores que son necesarios y puedan pagarse; pues bien elabórese con
método y criterio esta relación de puestos de trabajo. Se pretende que para
trabajar en el sector público se haya aprobado un concurso en el que
prime el mérito, la capacidad y la transparencia. Pues bien, una vez elaborada
la relación de puestos de trabajo,
realícense los concursos de méritos oportunos, y ocupen plaza los que aprueben
el concurso y obtengan mejores puntuaciones, con el resto de
aprobados ocupando plazas interinas o situados en bolsas de empleo, como ocurre en amplios campos
del sector público.
Este proceso puede durar toda la
legislatura, lo que es un inconveniente, pero es un proceso justo, superando
injusticias previas, y ajustado a lo necesario, la viabilidad económica
definitiva del ayuntamiento. Mientras, rebájese el sueldo a todos los
empleados, lo necesario.
Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 2.6.2012
Que barbaridad ¿ Cuantos enchufados se han quedado trabajando?
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