Si entendemos por política la noble actividad humana, necesaria en toda sociedad compleja, que permite se dirija la acción del estado en beneficio de la sociedad, la estética, la búsqueda de la belleza, seria el amor eterno de la política. Nada mas bello que el fin de la política, optimizar el beneficio de la sociedad, y nada mas admirable que sus actores, los políticos, personas indudablemente buenas, sensibles a lo social, solidarios, inteligentes, que abandonan una exitosa carrera profesional para optar por un abnegado servicio a la comunidad. Doy por hecho que las virtudes de nuestros políticos son las señaladas, y lo doy por hecho más que nada por respeto al guión, como aquel que aceptó pulpo como animal de compañía, aunque tampoco me pidan que les acepte más virtudes, no sea que el lector piense que soy un tonto en tan pocas letras leídas.
Primer contratiempo, si buenos son los fines de los políticos, y aun mejores nuestros políticos, como previamente he demostrado, en lo que a estética se refiere, nada más feo, zafio e insultante que la actitud que muestran. Nada más antiestético. Y para esta aseveración no hace falta grandes análisis de politólogos, basta con comprobar la actitud de los partidos políticos en la reciente campaña para las elecciones europeas, ni una sola idea, ni un solo argumento en positivo, no un solo intento de levantar la moral del deprimido mileurista o parado, lo importante era el chiste o insulto fácil, los trajes regalados, los aviones militares, los puesto a escoger mejor la pederastia que el aborto, los puestos a comprender como seria una futura sociedad mejor tras la crisis, lo único importante para el PP es que no gobierne el PSOE, y viceversa, pero sin por supuesto entrar en el fondo de la cuestión, que queremos, quizás justicia, libertad, igualdad y solidaridad, y como conseguir lo que queremos. O a lo peor lo único que queremos es ser como Berlusconi, rico, poderoso, feliz en sus escapatorias con jovencitas en su lujosa finca de Cerdeña, y tan cínico cuando le roban fotos como para denunciar esas fotos como asalto a su intimidad, sin caer que previamente había insultado de forma mucho mas dolorosa y mezquina la intimidad de una padre angustiado por la interminable agonía de su hija, y estoy hablando de la cruzada de Berlusconi en el caso de Eluana Englaro. Deplorable la estética de una sociedad a lo Berlusconi, de eso hablare otro día.
Segundo contratiempo, nuestro ciudadano ideal, huyendo de la propaganda, buscara exactamente que es Europa, que suponen estas elecciones, y por tanto como justificar el sentido de su voto. Para tal búsqueda se va a las fuentes del mensaje, a las páginas webs de los partidos políticos. Y allí fue el hombre, a la fuentes, y allí encontró lo mismo, pura propaganda, ninguna idea en positivo, ningún argumento a analizar. También busco ideas en la prensa, que las hay, pero le supuso tanto esfuerzo como encontrar una aguja en un pajar. Parecía mejor dejar de perder el tiempo, releer a Marcel Proust, para no dar el tiempo como perdido, y abandonar el intento de ser una persona informada y con criterio.
Tercer contratiempo. Nuestro sufrido ciudadano, no escarmentado, buscara en su pueblo, en Estepona, como los políticos locales, en su querencia del PSOE, afrontan el tema. Imagina lo propio de los progresistas, reuniones en el Ateneo de Estepona, debates de altura en la casa del pueblo, mesas redondas en la socialista televisión local, y demás actividades propias de la primacía de la razón. A final solo encontró carteles y se supo que un día se entregó propaganda en el mercado, aprovechando que la artrosis impide a las personas de edad huir de semejante encerrona. Muy estético.
No se me depriman, les recomiendo el libro que estoy leyendo: “Julián Marías. Una vida presente. Memorias”.
Damián Zamorano Vázquez
Publicado en Estepona Informacion, 13.6.2009
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