¿Por qué una persona que defiende el sistema sanitario público lo abandona por el privado? Por lo mismo que un cura católico al casarse abandona su profesión, pero no necesariamente sus creencias. Se puede estar de acuerdo con las ideas pero no con el funcionamiento, y no hay que darle más vueltas.
Mi colega y amigo Federico Soriguer, en una reciente tribuna publicada en este periódico, lanza una diatriba contra la propuesta de Paulino Plata cuando, candidato a la alcaldía de Marbella, de convertir Marbella en referente de medicina privada de alto 'standing'. No veo qué tiene de malo esta propuesta. La propuesta no es crear un hospital privado para sacarles los cuartos a los pobres puntualmente desesperados por listas de espera en la sanidad pública. La propuesta es un hospital privado para atender a personas con dinero (que las hay, y que suelen acudir a Navarra, o Paris, o directamente a Houston), o a personas residentes o turistas con seguros médicos que les permiten acceder a estas prestaciones. Más o menos, la idea es, si Marbella es en una ciudad de muy alto 'standing' turístico, igual que potenciamos hoteles de 5 estrellas y que acudan lujosos cruceros, potenciemos también hospitales privados de alto nivel que atraigan a esta clientela. Esta idea no es novedosa, ya se han desarrollado varios hospitales de estas características en la Costa del Sol.
Se pregunta Federico Soriguer, ¿qué pensarán los vecinos de La Palmilla, de la carretera de Cádiz de estos caros hospitales privados? Pues pensarán lo lógico: lo mejor es ser rico, o al menos de clase media. Pensarán que si ya antes no podían acudir a un hotel de 5 estrellas ni embarcarse en un fabuloso crucero, encima ahora tampoco se va a poder intervenir en un hospital de lujo. Una vez comprobado lo injusto que es este mundo pensará cómo arreglarlo. Hay una opción, un poco radical, que es intentar directamente prohibirlo todo, hoteles, cruceros y hospitales de lujo; esto ya la practicaron las banda de los 4 en la revolución cultural china, o Pol Pot en Camboya; lo que pasa que puestos a prohibir e imponer se pasaron un poco y aquello acabó en un colosal genocidio. Una opción menos radical, pero también comunista, es hacer como en Cuba: directamente todos pobres (salvo, lógicamente, la cúpula del partido); digo menos radical pues en Cuba, aunque todos pobres, en su momento un equivalente de nuestro Paulino Plata creó hoteles de lujo, y hay también para turistas (y, lógicamente, la cúpula del partido) hospitales de alto 'standing'. Probablemente la mayoría de nuestros conciudadanos sea aun menos radicales y opte por la propuesta más generalizada, la socialdemócrata, la que impera en toda Europa Occidental, gobierne la derecha y la izquierda. En esta propuesta se acepta un sistema capitalista de mercado (con pobres, ricos y, sobre todo, clase media), que ha demostrado que permite crear riqueza, y a la vez se fuerza por ley una distribución de riqueza que, en el caso que nos ocupa, obliga a una prestación sanitaria de calidad para toda la población, pobres, ricos y los de en medio. Y se obliga gracias a la fuerza de los votos y de la presión social. Desgraciadamente nuestra democracia está un poco descafeinada y realmente sólo funcionan, si es que funcionan, los votos. La presión social no tiene cauces reconocidos y como muestra la paradoja de que si alguien reclama, por ejemplo, una asistencia sanitaria defectuosa le contesta a la reclamación el demandado, y no un organismo imparcial que medie, oriente y atienda de oficio estas situaciones.
Federico Soriguer me hace una pregunta personal: ¿Qué pensará de esta propuesta estrella de la izquierda andaluza mi amigo Damián Zamorano, gran endocrinólogo, que abandonó la medicina pública en un ejercicio de coherencia personal, para dedicarse a la medicina privada y con el que he tenido muchas conversaciones y algunas diferencias?. Pues estoy de acuerdo con la propuesta de Paulino Plata. Pero realmente esta no es la pregunta que quiere hacerme. Quiere hacerme otras dos preguntas:
¿Por qué una persona que se dice de izquierdas abandona la medicina publica y se va a la privada? Hay motivos personales que no atañen al público, pero lógicamente hay también motivos en relación con descontento con el sector público. Sobre estos motivos no incidiré, por un lado porque no es de caballero morder la mano de quien te dio de comer muchos años (la sanidad pública) y por otro que, como defensor del gran logro de la sanidad pública, me parece improcedente criticar desde fuera, haciendo el juego a los que quieren destruir el sistema. Si hay que hacer críticas mejor que sean en tono positivo, y mejor que las realicen los que están dentro del sistema (eso se llama autocrítica), por ejemplo Federico Soriguer, o mejor los políticos y gestores responsables
¿Por qué una persona que defiende el sistema sanitario público lo abandona por el privado? Por lo mismo que un cura católico al casarse abandona su profesión, pero no necesariamente sus creencias. Se puede estar de acuerdo con las ideas pero no con el funcionamiento, y no hay que darle más vueltas.
Yo ya soy un poco mayor, y los años hacen que instintivamente desconfié de cosas. Por ejemplo, desconfío de los que sistemáticamente quieren ayudarme, aunque no quiera que me ayuden. Desconfió de todo altruista intransigente. Por ejemplo desconfío del altruismo de los políticos que en su afán de sacrificarse por mí terminan cogiendo el desagradable puesto de concejal de urbanismo, con el grave riesgo de terminar ricos y por tanto en el infierno. Desconfío de los predicadores religiosos ultras, también cada vez más ricos y poderosos. Lógicamente tampoco me inspira confianza esa cruzada de Federico Soriguer contra la medicina privada. Creo que sería mejor que aplicara todo su genio e ingenio en potenciar la sanidad pública y no a salvar del pecado de la sanidad privada a quien no quiere ser salvado. Criticar, si lo hace, que intencionalmente se intente deteriorar la sanidad pública, me parece perfecto. Que denuncie la corruptela, si la hay, me parece perfecto. Hablo de corruptela por ejemplo que alguien tenga que acudir a una consulta privada para acelerar su intervención o pruebas diagnósticas en el hospital público. Pero, no nos engañemos, esta corruptela si ocurre no es en los hospitales privados, sino en el seno de los públicos, y para acabar con estas corruptela no hace falta ser de izquierdas: en el mismísimo EE.UU., tan de derechas, por corruptelas similares, cualquier político o médico puede terminar directamente en la cárcel, lo mismo que si simplemente defrauda a Hacienda. Creo, Federico que antes de sugerir que las personas que acuden a la medicina privada son desertores del paraíso de la pública o simplemente personas de mentalidad débil obsesionados por la estética de todos sus labios y pechos, tendrías que hacerte algunas preguntas. Por ejemplo
¿Por qué los médicos de Málaga se han apuntado recientemente en masa a compañías de asistencia sanitaria privada?. Es como si de pronto todos los trabajadores de la BMW se compraran un Jaguar, como para mosquearse
¿Por qué los funcionarios del Estado, como maestros y policías, a la hora de escoger prefieren las compañías de asistencia privada que la asistencia publica?. ¿Estaría tan loca el resto de la población no tan directamente servidora de Estado como para hacer efectiva esta opción si se lo permitirían?
¿Por qué tantas personas pagan de su bolsillo una póliza de asistencia sanitaria privada?. Yo atiendo a muchas de estas personas y puedo asegurar que en general no son ricos derrochadores, sino clase media o emigrantes, que ya saben que su cobertura no le permite la cirugía estética, y que en general me consultan por dolor, o por fiebre, o por cáncer, o por diabetes, por otras tantas cosas que se suelen llamar enfermedades y no caprichos de hipocondríacos aburridos.
¿Por qué si tú y tu hijo sufrierais una grave quemadura te tienen que trasladar a Sevilla (¿casi na!), con los buenos cirujanos plásticos que hay en Málaga?
Federico, no quiero añadir leña al fuego. Hay mucha gente que por decepción o conveniencia está acudiendo a la medicina privada. Lo penoso es cuando así lo hacen es por mala atención en la pública. Todos los esfuerzos que sean para evitar esto, que es una vergüenza. Pero si la elección por la medicina privada de las personas es que porque son ricos o simplemente porque pueden permitírselo (por ejemplo porque son funcionarios de Estado) déjalos tranquilos, que a lo mejor no quieren que nadie los salve del pecado de la privada y los integren a la fuerza en el paraíso de la pública. En cualquier caso no creo que la dicotomía sea medicina pública o privada, sino medicina de calidad o medicina indigna, y de todo hay en ambas viñas de Señor.
Por último, Federico, hay preguntas tan obvias que no se deberían hacer. Por ejemplo tú preguntas. ¿Qué pensarán de semejante apuesta por la medicina privada los médicos contratados en los hospitales por horas, por noches, por guardias?. No piensan en la medicina privada. Sólo piensan en las posibles no virtudes de las madres de los que les hacen estos contratos.
DAMIÁN ZAMORANO VÁZQUEZ /JEFE DEL SERVICIO DE ENDOCRINOLOGÍA DEL HOSPITAL XANIT
Publicado en Diario Sur, el 21.6.2007
Respuesta a un artículo publicado por Federico Soriguer, “Hola y adiós”
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