sábado, 8 de septiembre de 2012

Despedia

Este será mi ultimo artículo en Estepona Información, y este es pues mi artículo de despedida. Simplemente se me han acabado las ideas.

Mi columna se titula “Mi Opinión”. Para opinar sobre algo se requiere un marco conceptual sólido, y un conocimiento especifico de los hechos sobre los que se opina. Mis artículos han tratado fundamentalmente de política, y el marco conceptual en la política es la ideología, entendida esta de forma amplia, no dogmática, como el esquema del tipo de sociedad que se desea. Al final ideología es como combinar libertad con igualdad, y como articular unos valores éticos y desarrollar unas acciones que permitan la convivencia entre todos con el mayor beneficio para todos, sin descartar la lucha cuando los intereses contrapuestos son irreconciliables.

Cuando estudiante universitario conocí el marxismo y, como es lógico, me atrapó, como a tantos. Eran unos conceptos simples e intuitivos que, una vez asimilados, te permitían pontificar sobre todo, aun siendo un ignorante de todo. Irresistible. El contacto con la realidad, y no hay mayor realidad que la historia de países sometidos al “socialismo real”, me curó de este sarampión juvenil, pero me dejó huérfano de ideologías, y la confusión en un terrible drama.

 En esto ganó Felipe González las elecciones de 1982 y me rescató del nihilismo. Su propuesta fue muy simple: dejaros de chorradas mentales y poneros a trabajar en cosas concretas para conseguir algo concreto: ser como los socialdemócratas europeos, libres, prósperos y solidarios. Había un país por construir, y el aburrimiento se curó comos se arreglan todos los aburrimientos, trabajando. En mi caso, como médico, el reto era ilusionante, colaborar en que funcionara un modelo de sanidad que atendiera con calidad a todos, ricos o pobres. A eso he dedicado mis esfuerzos mentales y físicos, a trabajar en algo útil que además me llenaba de satisfacción y me llenaba la nevera. Un lujo.

Pero ahora la cosa es distinta. Nos hemos cargado el país. Cada cual tendrá su cuota de responsabilidad, pero evidentemente los mas responsables son la miríada de gente sin escrúpulos que se ha aprovechado de un sistema basado en la solidaridad del reparto para apropiarse de lo que había que repartir, y los dirigentes políticos que conocían que íbamos al desastre pero no hicieron nada por evitarlo. A unos les falto la ética y a otros la responsabilidad, si no son ambas cosas lo mismo.

 En estos momentos difíciles me he quedado sin marco conceptual, sin ideología, lo cual es un problema pues la única ideología (falsa por otra parte) pujante es la neoliberal: tanto tienes tanto vales. No me gusta el futuro de sociedad que los magnates diseñan, pero entiendo que no es ni bueno ni posible volver al modelo socialdemócrata de la España postfranquista: tenia muchos defectos y sencillamente terminó siendo improductivo. Desde una perspectiva de izquierdas los retos para la supervivencia de España pasan, o bien por reinventar la socialdemocracia, o bien por adoptar una tercera vía centrista. Además tiene que elaborarse en un marco al menos Europeo, o no funcionará.

 Reelaborar el marco conceptual para la sociedad futura esta fuera de mi alcance, y por eso se me han acabado las ideas. Solo me perdura una, que la cosas se arreglan cuando todos se dedican a concertar y trabajar, pero eso es cosa de científicos, que no de políticos y tertulianos de nuestro país. Volveré pues a ser solo lo que soy, un simple científico, que seguir opinando de lo que ya desconozco, la política, es una perdida de tiempo para escritor y lectores.

He escrito de forma ininterrumpida mi columna semanal en Estepona Información desde mayo del 2009, y nunca desde este medio se ha intentado, ni siquiera sutilmente, coartar mi libertad de expresión. Es de bien nacido ser agradecido, y sirvan estas líneas para agradecer su actitud a Estepona Información y a Ángel González, su editor en estos años.

Hasta siempre amigos.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 8.9.2012

sábado, 1 de septiembre de 2012

Haz el amor, no la guerra

En momentos difíciles hay dos alternativas: intentar negociar entre los afectados una solución consensuada o liarse a tortas. Intentar hacer el amor, o directamente hacer la guerra.

Cartago se enfrentó a Roma y terminó aniquilada: mala decisión. Hitler también fue aniquilado por una forzada coalición entra las democracias anglosajonas y el totalitarismo soviético, pero en este caso ni siquiera los vencedores tenia motivos para quedar muy satisfechos, dada la destrucción masiva que provocó la guerra y la secuela de guerra fría que deshumanizó gran parte del mundo la segunda mitad del siglo XX. Resumiendo, si es posible, que no siempre lo es, es mejor negociar que guerrear.

En España parece que hay una confrontación entre PSOE y PP. Esto es puro artificio. La confrontación real es entre el Norte y el Sur de Europa, y el motivo es que el Sur es incapaz de funcionar en el nuevo orden mundial provocado por la globalización. PSOE y PP no pelean contra la Europa rica, sabe que seria un suicidio, simplemente negocian lo mejor –o peor- que pueden los intereses nacionales, lo cual, abreviando, quiere decir negociar quien paga la factura para salir de la crisis y durante cuantos años o siglos. Pero mucha gente no entiende la situación o, mejor explicado, entienden perfectamente que lo están pasado muy mal y el Estado se esta desentendiendo de ellos. Tienen sus motivos para enfrentarse a Europa y a sus delegados en España (PP, PSOE, empresarios, banqueros), y por tanto son de fácil seducción por la nueva izquierda cuyo icono actual es Sánchez Gordillo. Más peligroso seria que surgieran partidos populistas de derechas, como en similares circunstancias ocurrió en Alemania e Italia tras los desastres de la primera guerra mundial.

Hacer el amor, no la guerra: es lo mejor. Las secuelas de las guerras son malas, y como ejemplo lo que ha pasado en Estepona con el despido que ha afectado a 176 trabajadores municipales. El conflicto se estableció cuando el Ayuntamiento fue obligado a una reducción sustancial de su gasto en nominas. Para evitar el despido solo cabía negociar formulas alternativas, que suponían reducciones salariales generalizadas. CCOO desde el primer momento decidió no negociar, sus motivos tendrá. Del alcalde no sé si quiso negociar en serio, no he hablado con él, pero si esa fue su intención lo hizo de la peor manera posible, nominando a los despedidos antes de intentar el acuerdo global, y no esforzándose en hacer lo que no quiso hacer CCOO, buscar formulas de reducción salarial no demasiado traumáticas. Veamos el parte de lesiones tras la batalla.

En vencedor, el alcalde, ha logrado con los despidos un saneamiento real y duradero de la economía municipal, que a fin de cuentas es lo único que interesa a la mayoría de los residentes y visitantes del pueblo. Pero la victoria tiene su lado amargo, por una parte faltó a su palabra (no habrá despidos), y por otra ha creado un núcleo de oposición visceral e intransigente que le acompañará toda su gestión, y por ahora es pronto para saber si este núcleo es como una mancha que se disuelve o por el contrario enturbia todo el entorno. Interesaría al alcalde ser muy reflexivo en sus acciones, por ejemplo en la adjudicación de plazas para sustituir a los despedidos. Será acusado, con toda seguridad, de quitar a los antiguos para poner a sus amigos, y en este clima no funcionan las palabras sino un ejercicio total de transparencia.

Los perdedores, los 176 despedidos, han sufrido una derrota estilo cartaginés, total. Por eso hay que entender –que no compartir- la falta de educación de los que escriben los comunicados de su plataforma. No creo que su problema, el despido, tenga solución alguna, y a su desesperación se suma el agravante de que ellos no tiene la culpa de lo ocurrido, pues nunca pudieron negociar, que a eso, a no negociar, se dedicaron otros, que ellos solo fueron carne de barbacoa ajena.


Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 1.9.2012