lunes, 30 de diciembre de 2013

El PSOE y la clase media


Defino clase media como aquel sector de la población formado por los que, sin ser ricos, llegan sin dificultades a fin de mes. Era la clase mayoritaria antes de la crisis, pero ahora probablemente predomina la clase de los más desfavorecidos, que incluye a marginados, pobres, autónomos y falsos autónomos sin clientes, parados y empleados en precario o con bajos sueldos.

Hace tiempo que un sector importante de la clase media abandonó al PSOE, perdiendo este partido el voto urbano y gran parte del voto ilustrado, haciendo al menos etimológicamente al PSOE un partido más para conservadores que para progresista. Pero no está claro que los intereses  de la clase media coincidan con el del sector neoliberal de la derecha, ese que propicia a unos bancos que estafan a preferentistas, que niegan crédito o solo lo conceden a intereses de usura, o a unos empresarios que solo respetan a sus beneficios pero no a sus trabajadores, modelando un futuro de ricos,  parados y mileuristas.

Dicen que el PSOE esta virando a la izquierda, y a saber si son palabras o hechos. La obligación del PSOE es otra, y es la de reconstruir el pacto entre la clase media y los más desfavorecidos, y este debe ser su empeño si quiere gobernar y si quiere ser justo, es decir gobernar en beneficio de la inmensa mayoría, no de unos contra otros.

Merced a este pacto la clase media aceptaría una sociedad solidaria, con cohesión social, y con igualdad de oportunidades. A cambio recibiría moderación en la carga impositiva y libertad. Moderar los impuestos significa aceptar que el dinero público es sagrado, y que el gasto público solo debe ser para lo necesario y no para el artificio, y que el gasto social debe ser para el que lo necesita, sin ser aceptables la barra libre ni el café para todos. El gasto social no es para hacer caridad, es para garantizar derechos, y esa es precisamente la labor del Estado, garantizar que el gasto social  (educación, sanidad, dependencia, etc.), llegue al que lo necesita  y no necesariamente que funcionarios públicos sean los encargados de realizar las prestaciones que el Estado  garantiza. Cuestión de eficiencia.

Libertad, ¿qué significa?. Significa devolver el poder a la ciudadanía, que esta tenga libertad para escoger hospital, escuela o universidad; para jubilarse a los 65 o las 75 años; para intentar ganar dinero, o hacerse hippy, o aspirar a un anónimo pero digno trabajo de funcionario o empleado; a no dejarse engañar por políticos corruptos o inútiles, por monopolios o por empresarios avariciosos, por medios de comunicación al servicio del amo; a luchar, a equivocarse, a rehacer la vida tras el fracaso; a innovar, al esfuerzo, a investigar, a formarse, a soñar; a garantizar su futuro y el de su hijos; a construir y a que le dejen construir. El futuro de España es competir por la excelencia, y para jugar en la liga de los mejores y no de los mediocres, en la liga de las grandes empresas, hospitales, universidades y centro de investigación, el requisito necesario es la libertad, la iniciativa y el estimulo. Me apena la situación de los jóvenes, la generación mejor formada de la historia de España; el futuro de estos jóvenes no es comprarles muletas, es dejar que puedan abrir sus alas, y eso también se consigue devolviendo la libertad y el poder a la ciudadanía.

Estoy convencido de que muchos militantes del PSOE leerán estas líneas con estupor, sentirán que es un acumulo de blasfemias, cuando lo que toca es virar a la izquierda, que así lo pide el corazón y el cálculo electoral. Respeto al beneficio electoral de ser más de izquierdas tengo mis dudas; parece razonable dado el empobrecimiento de la clase media, pero por lo mismo el votante, harto ya de crisis, puede preferir seguir con el malo conocido que apostar el bueno por conocer. Puede incluso no creer que los ricos pagarán más impuestos y los pobres menos, y temer que un aumento del gasto público sea exclusivamente a expensas de los de siempre, de la clase media y de los más desfavorecidos, estos últimos quizás librándose del IRPF pero cayendo en  las garras del IVA, el IBI, la tasa, el copago, la multa y otros jinetes del apocalipsis. El ejemplo británico es también aleccionador: tras el triunfo de Thatcher los laboristas se escoraron a la izquierda, y sufrieron muchos años de ostracismo hasta que Blair recuperó el poder para el laborismo por conseguir obtener desde la moderación de nuevo el voto de la clase media. Respecto a que es de mejor corazón virar la izquierda, también tengo mis dudas, que ya se iniciaron en mayo del 2010 cuando el PSOE gobernante hizo lo que hizo, y no por hacer lo que hizo, sino por no tener ni remota idea de lo que debía hacer, y se le quedó el “corazón partio” a todos los progresistas. Tengo dudas de que un deslizamiento a la izquierda sin más no sea la antesala de unas promesas que luego nunca se cumplirán o, aun peor, si se cumplen que sea  para estancarnos a la mediocridad en este mundo globalizado, para terminar siendo España la patria de los camareros de los alemanes y la fabrica que exporta al mundo sus  licenciados más brillantes.

Invitaría a militantes y simpatizantes del PSOE, no a estar de acuerdo conmigo, simplemente a repensar como podrían conciliarse los intereses de los más desfavorecidos con los de la clase media, pues a ambos debe representar y a ambos debe contentar si gobierna.

Publicado el la Tribuna de Opinión de Diario Sur (Málaga) el 9-12-2013


sábado, 28 de diciembre de 2013

Gallardón vigila su utero


Los que conocimos el franquismo vivíamos con frecuencia fuera de la ley, dado que éramos mas dignos que muchas leyes. En este contexto mentir si la circunstancia lo exigía era lo mas normal del mundo.

Con la ley del aborto de 1985 lo mas fácil era alegar que la salud psíquica de la mujer corría grave peligro su continuaba con el embarazo. Médicos y mujeres mentían sin más problemas, todo el mundo conocía y consentía la farsa, y seguíamos mejorando la marca “España cañi”.

Por fin se impuso un sistema de plazos, estando la decisión final -dentro de los plazos- en manos de la mujer, sin tener que estar simulando nadie locuras tan oportunamente sobrevenidas.

Gallardón, mecido por la mano de Rouco, ha decidido que ya esta bien con tanta tontería, que se le dio un poco de libertad a la mujer y ahora quiere incluso autonomía e igualdad, de forma que proyecta una nueva ley en la que la mujer con un embarazo no deseado se someta a los dictámines de otros. Como es lógico otra vez médicos y mujeres simularán enfermedad psíquica, y por eso los listos asesores de Gallardón le han pedido un más difícil todavía, y se exigirán dos psiquiatras que firmen papeles. También podrían añadir un acupuntor,  un homeópata y un agrimensor, que para el caso es lo mismo.

¿Qué ocurrirá si se impone la ley de Gallardón?. Que se seguirán haciendo los mismos abortos, solo que mucho mas caros, pues habrá que pagar los informes de los dos psiquiatras (y el acupuntor, el homeópata y el agrimensor) y la inseguridad jurídica de los médicos implicados. Según circunstancias se harán los abortos legales en España, o lo mismo en Portugal o en Francia a tiro de AVE si al final es menos complejo.

En Andalucía la inmensa mayoría de los abortos se realizan de forma gratuita pagados por la sanidad publica; con una nueva ley restrictiva esta posibilidad puede desaparecer y las mujeres deberán optar por gastar lo que no tienen, por buscar un método clandestino barato -y peligroso-, o seguir con el embarazo no deseado (Nota: también podrían optar por hacer la revolución, que no es cosa de descartar tal como estan poniendo el patio). La pijas amigas de Gallardón,  las del ¡que se jodan¡ a los parados no tendrán ningún problema, salvo el tener que decidir si abortar en el barrio de Salamanca, en Biarritz o en Estoril ¡que duro es decidir¡.

En esto leo un articulo en el País en el que una psiquiatra, Eudoxia Gay, protesta por la posibilidad de que de nuevo tengan los médicos que someterse a la farsa de diagnosticar una enfermedad mental inexistente. No conozco a Eudoxia, pero debe ser joven, pues a los de mi generación, los que vivimos el franquismo, probablemente ni nos habíamos planteado su reflexión, que no es ético mentir, y mucho menos que lo haga un médico. Estábamos acostumbrados a leyes indignas, como la que propone Gallardón, que simplemente burlábamos mintiendo si era preciso, incluso siendo médicos o funcionarios: los de mi generación aun somos parte de la España cañi. Me alegro que las nuevas generaciones entiendan que un país serio debe tener  unas leyes dignas que cumplan unos ciudadanos ejemplares. Veremos si lo consiguen, y caso contrario los mayores les enseñaremos las técnicas de trinchera que conocimos gracias a Franco y que nos permitió llegar a mayores sin ser imbeciles.

PD. Anoche oi a un tertuliano protestar por alusiones personales contra los que voten el proyecto de Gallardón. Vamos por partes, si un señor o señora obliga a los demás a, por ejemplo, traer al mundo a un feto malformado destinado a sufrir y morir, los demás tiene todo el derecho del mundo a entrometerse en la vida personal del diputado: es justa correspondencia

viernes, 6 de diciembre de 2013

La mujer de Marcial y la lista de espera


Recordaran la escena de la película Casablanca, en la que el policia Renault se ve obligado a cerrar el café Rick y no se le ocurre otra excusa que escandalizarse, ¡aquí se juega¡, mientra recibía su cohecho obtenido a través del ilícito juego. Pues algo parecido ha ocurrido en el mismísimo Albacete, cuando la mujer del consejero de Educación, el tal Marcial, se ha saltado directamente toda la lista de espera quirúrgica operándose la primera de todos de su hernia discal, que para eso es la mujer de Marcial.

¡Que escándalo, se ha saltado la lista de espera¡, han coreado al unísono todos los que saben que nadie con un poquito de relevancia en España se somete a ninguna lista de espera pública. Ningún político, ni de derechas ni de izquierda, ningún concejal, consejero o rey, ningún periodista conocido, ningún cuñado de celador de hospital, nadie con un mínimo de relevancia social espera a intervenirse en la sanidad publica mas de lo que le apetece. Lo puedo afirmar porque he trabajado muchos años en la sanidad pública.

En este país hay alergia a decir la verdad, y en eso el cirujano de la mujer de Marcial no tiene otra cosa, como buen español, que contar ante la prensa una sarta de incoherencias para justificar la así llamemos corruptela. Con lo fácil que es decir la verdad: “la operé la primera por ser la mujer de Marcial, y lo hice sin mala intención, que si sé que ustedes se ponen estupendos pongo en el diagnostico que tiene una parálisis absoluta por compresión del nervio innominado, y se acaba la tontería”.

Hay listas de espera meéicas, como había racionamiento en la posguerra. Seguro que alguna mente peclara ha encontrado la solución para evitar que las señoras de los Marciales se cuelen: intensificar el control sobre las listas de espera, que no haya cojos ni dolientes de primera o de segunda, que cada cual este cojo o con dolor solo lo que por turno estricto le corresponde.

No digo que no a lo anterior, pero digo yo que lo mejor seria que no hubiese lista de espera; al menos me parece una estrategia mas coherente. Las listas de espera ocurren porque la sanidad publica es un monopolio, y no hay incentivos para resolver el problema. Nadie, absolutamente nadie, se siente responsable en la sanidad pública de las listas de espera, y como mucho el máximo responsable, el consejero de sanidad correspondiente, bastante tiene el pobre con falsificar los datos o echarle la culpa a la herencia recibida, dado que no tiene capacidad para modificar el sistema, ni durante años tendrá dinero para arreglar estos agujeros como siempre se han arreglado en sanidad, inyectando dinero.

Las listas de espera tienen fácil arreglo. Basta con que el usuario puede escoger quien le realiza la asistencia sanitaria publica (pagada por impuestos) para que  desparezcan de forma automática. Ningún hospital mantendría una lista de espera quirúrgica de dos años, como ahora ocurre, si el hospital de al lado opera en dos semanas, a la manera de la mujer de Marcial.

Por ejemplo podría hacerse esto: Aire fresco, también en sanidad