Hace años en las monedas españolas se podía leer: “Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios”. Aquello parecía de poco discutir, era cosa de Dios y cualquiera se enfadaba con Él, tal como se las gastaba con su Guantánamo a perpetuidad llamado infierno. Había no obstante quienes no hacían gracia a esta gracia divina, pero de inmediato caían en desgracia, con solícitos policías y tribunales especiales para molestar a esta desagradecida gente. Eran las cosas del totalitarismo, era el concepto, yo soy el elegido y los demás a aplaudir.
Esta reflexión me lleva al inmenso apego a sillón de la alcaldía de nuestro Valadez, que parecería como un superpotente pegamento hubieran conseguir la unidad indisoluble de ambos elementos, sillón y alcalde. De seguir en estas tornas habrá que poner un membrete en los documentos oficiales del Ayuntamiento: “David Valadez, alcalde de Estepona por la gracia de Astapa”.
Lo de Astapa es realmente poco gracioso, tanto si se detecta corrupción por el engaño realizado, como si todo queda sobreseído, también en ese caso por el engaño realizado. Ya veremos como evoluciona Astapa, sin olvidar nunca que lo que mal empieza mal acaba, y desde luego el inicio de Astapa no fue nada glorioso, con David Valadez y Cristina Rodríguez concursando en tamaño de las narices conforme iban declarando ante la fiscalía.
El revolcón que le dio la oposición a Valadez en el último pleno fue de campeonato. Debió de escocer a juzgar por las declaraciones furibundas del escocido contra la oposición, aunque puestos a pensar el PP lo único que hizo fue trasladar al plano local su propuesta nacional en esta época de crisis, austeridad y menos impuestos, y a trasladar al pleno lo que oía en las manifestaciones ciudadanas que respaldaba, basta de impuestos abusivos. Respecto a la crítica de que el PP se apoyó en la votación en los imputados, no resiste ningún análisis, ¿en quien se va apoyar el PP?, ¿en los marcianos?, imposible, no son concejales. De todas formas para apoyo significativo en presuntos corruptos el de nuestro alcalde, presentándose en listas electorales encabezadas por los que ya había denunciado, comiendo los mismos aperitivos en los actos de campaña, también señalados en el sumario de Astapa como de posible financiación corrupta. Eso si que es apoyarse en presuntos corruptos, que lo demás son milongas.
Tras el desahogo verbal del Valadez contra la oposición todos esperarían que fuera acorde a los hechos que denuncia. Si la oposición impide gobernar y además aprueba medidas que asfixian de forma irremediable a la economía del Ayuntamiento, la actitud esperable del alcalde no es de aumentar la dosis de pegamento para forzar la unión culo-sillón, sino lo consecuente en democracia, una vez denunciado todo lo que tenga a bien denunciar, lo consecuente en un estado democrático es que si no puede gobernar por tener en contra la mayoría, y además es imposible gobernar con las medida aprobadas en el pleno, en estas circunstancia no vale mas pegamento, el alcalde debe dimitir y que la mayoría asuma la responsabilidad de gobernar. Señor Valadez entienda el matiz, no es obligatorio ser alcalde de Estepona, ni por la gracia de Dios ni por la gracia de Astapa. Si es un incompetente –que lo es- o esta en minoría, dimita, reanude sus actividades profesionales privadas, y todo el mundo tan contento. Y si cree que tiene razón pues se presenta a las próximas elecciones para intentar conseguir la alcaldía, no por la gracia de Dios ni por la gracia de Astapa, sino por voluntad popular.
Dimitido Valadez queda plantearse que hacer con el Ayuntamiento hasta la disolución, la gestora o las próximas elecciones. Mi propuesta es simple, pacto entre todos, alcalde de consenso, imputados apoyando pero sin labores de gobierno. Este pacto entre todos por la gobernabilidad es lo que propone el PSOE, pero solo es posible si desaparece el rey del pegamento, Valadez.
Damián Zamorano Vázquez
Publicado en Estepona Información el 26.9.2009