sábado, 26 de febrero de 2011

Fouché.

Joseph Fouché fue una figura de extraordinario interés. Su carrera política se caracterizó por su habilidad para asegurar su propia supervivencia y por mantenerse en el poder a toda costa, independientemente de quién ocupara el poder. Participó en la revolución francesa, primero como moderado, luego como radical, consiguió ser nombrado director de la policía, y mantuvo este puesto con Napoleón y tras el retorno de la monarquía, aunque había participado en enviar a la guillotina al anterior rey. Permanecer en el poder de forma continuada en un periodo tan convulso, mandara quien mandara, indica que el gran Fouché debía tener unas dotes excepcionales para la intriga y el camuflaje, y debía ser inmune a cualquier convicción o ideología propia que estorbara su único objetivo vital: colmar su ambición
Dicen los historiadores que Fouché era hijo de una humilde familia marinera, pero no especifican más, porque no lo saben. Por mi parte, tras un arduo estudio sociológico, estoy en condiciones de ofrecer al mundo una primicia: los padres de Fouché eran de Estepona.
Los genes de la familia Fouché permanecieron en Estepona, y se distribuyeron aleatoriamente en la población local, unos pillaron mucho, otros poco.
Los políticos de Estepona son siempre los mismos, y siempre tienen poder, o de perderlo pronto lo recuperan, y si por motivos varios abandonan la primera línea del mando –la alcaldía- siempre tienen validos que tocan poder en su nombre. Los genes de Fouché en expresión pura.
Algunos políticos se mantienen todo el tiempo en una línea partidista de continuidad, en cualquiera de las múltiples versiones de la derecha, la izquierda o el andalucismo local, y gustan de traicionar sólo a los suyos, pero otros gustan del requiebro, de la fantasía, del cambio vertiginoso de partido político y de aliados. Sólo una política ha sido agraciada con el titulo oficial de tránsfuga, pero esto es injusto, hay muchos más que merecerían este reconocimiento que les confirmara como legítimos portadores de los genes del gran Fouché.
Si les preguntan a los políticos locales por su afición perenne a lo público la respuesta es unánime: el amor al pueblo. Evidentemente esto no tiene nada que ver con que ellos, sus familiares y amigos vivan, también de forma perenne, del Ayuntamiento. Esto es pura casualidad, tan casual como que la plantilla de Ayuntamiento está tan inflada como para consumir de forma íntegra los ingresos por impuestos.
Ser un funcionario de la administración pública siempre ha sido un honor. Antes no se cobraba mucho, pero se compensaba con la satisfacción de ser servidores de lo público, obteniendo sus puestos de trabajo en dura oposición en la que primaba el merito y la capacidad. El problema surgió cuando obtener trabajo en la administración pública se convirtió en el botín más preciado de los políticos tras ganar elecciones. Para colocar a sus afines inflaron las plantillas, maquinaron convenios colectivos leoninos y pagaron a cargos de confianza sueldos inmerecidos para la capacidad del agraciado. En Estepona, como han gobernado todos los partidos, este asalto a la administración ha llevado a la situación actual, un pueblo al servicio del Ayuntamiento, cuando debería ser al revés.
Calculo que un 10% de los esteponeros viven de forma directa o indirecta del Ayuntamiento, una “fuerza electoral” notable, en la que muchos intentan pescar votos, o al menos no perderlos. Hay que ser muy respetuosos con las personas, con los trabajadores municipales, que en cualquier caso tienen una legislación laboral que los protege, pero opino que el 90% de la población, que no vive del Ayuntamiento, debe forzar a los dirigentes para que la plantilla municipal termine siendo solo la necesaria y la financiable, con ninguna tolerancia para el enchufado del político. Estepona no puede costear tanto descendiente de Fouché.
Nota: no todos los políticos son estilo Fouché, así que solo debe rascarse el que le pique.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información, 26.2.2011

1 comentario:

  1. Marco Antonio del Cid Santaella6 de marzo de 2011, 15:51

    El Ayuntamiento es la empresa mas importante del municipio, en cuanto que es la que mas trabajadores tiene. Cualquier empresa debe equilibrar ingresos y gastos, es decir que si los gastos son superiores a lo que se recauda viene la bancarrota, como sucede en Estepona y en muchos municipios de España. Por tanto, es justo y necesario mantener solo la plantilla de trabajadores que sean necesarios y que se puedan pagar, lo contrario es irresponsabilidad y la crónica de una muerte anunciada.
    Comparto la filosofía y la llamada a la responsabilidad que hace Damián Zamorano, en este acertado articulo.

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