sábado, 4 de febrero de 2012

PSOE de Estepona

Donde hay injusticia siempre habrá movimientos que se opongan a ella. El ejemplo histórico más conocido ocurrió durante el imperio romano. Se creó una sociedad próspera y bien organizada, pero basada en la desigualdad más absoluta, siendo los extremos el terrateniente opulento y licencioso, y el esclavo dueño de nada, ni siquiera de sí mismo. En este contexto surgió a través de la figura de Jesucristo una contestación revolucionaria a la injusticia: todos los seres humanos son iguales y todos merecen la felicidad. Este movimiento igualitario duró lo que tardaron los poderosos en prostituirlo, terminando la Iglesia al servicio de los poderosos por los siglos de los siglos, amén. Hoy del cristianismo queda de positivo su mensaje ético, y de respetable la fe de los creyentes, pero si el objetivo es buscar una sociedad justa, mejor huir del poder del Vaticano y sus lujosas sucursales.

Con la revolución industrial la pobreza secular del campesino cambió de escenario y se trasladó a los inmundos suburbios de la ciudades industriales, donde masas de desheredados eran a la vez explotadas y alcoholizadas. En este contexto de acumulación de infortunados pudo surgir un sentimiento colectivo de rabia y rebeldía, pudo elaborarse un marco teórico que explicara por qué la sociedad era injusta, y finalmente pudieron forjarse las organizaciones de clase diseñadas para cambiar la sociedad: había nacido la izquierda política.

El 1879 Pablo Iglesias y otros lúcidos luchadores fundaron el PSOE, partido marxista y revolucionario en sus orígenes, como correspondía ante un poder profundamente reaccionario y explotador. El objetivo del PSOE era –y es- cambiar la sociedad para que todas las personas puedan llevar una vida digna y feliz. Como partido político el PSOE aspiraba al poder, pero Pablo Iglesias en lo que más insistió fue en la formación del militante socialista como persona moralmente intachable y preparado para asumir las responsabilidades de poder cuando correspondiera. Ser militante del PSOE era -¿y es?- un largo aprendizaje de ética y responsabilidad.

El PSOE fue destrozado en la guerra civil española, pero resurgió en la transición como partido moderado no marxista, como partido socialdemócrata a la imagen de sus partidos hermanos de la exitosa Europa. La increíble transformación de España tras la reinstauración democrática es obra de todos los españoles, pero el mando de la nave ha correspondido al PSOE, siendo Felipe González su primer timonel.

La actual crisis económica se inició con una estafa financiera, pero en la actualidad es algo mucho más serio. Está en juego el futuro, con dos posibilidades: que triunfe el poder del dinero, y se termine en una sociedad con profundas desigualdades, o bien que triunfe el poder de la sociedad y pueda conseguirse un futuro en el que la riqueza no solo se genere sino que también se reparta de forma justa.

El PSOE ha perdido las elecciones (incluso los parados han votado mayoritariamente al PP). El objetivo del PSOE está muy claro, volver a recuperar la confianza del ciudadano progresista, también del de la clase media, y eso requiere -sin perder los principios- adaptar el discurso a las verdaderas necesidades de los ciudadanos.

El PSOE no es patrimonio de nadie, es de todos los progresistas, de absolutamente todos. También en Estepona. Mi propuesta es muy simple, dejar pasar el tiempo hasta las elecciones autonómicas de marzo, en la que el PSOE se juega mucho, y desde ese mismo día refundar el PSOE de Estepona. Refundar no es escoger entre los menos malos de los distintos bandos, es empezar de cero.

Pudiera ser que el PSOE provincial persistiera en su suicida actitud del mantener al grupúsculo local que actualmente usurpa las siglas del PSOE en Estepona. En ese caso no pasa nada, es cuestión de mantener el proyecto de crear un colectivo progresista basado en la cercanía con los ciudadanos, que son quienes finalmente otorgan la legitimidad.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Informaciòn. 4.2.2012

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