viernes, 12 de febrero de 2010

Sobre la dignidad

Hay valores para algunas personas que son innegociables. Uno de ellos es tener un comportamiento honesto; quienes lo ejercen, saben que siempre merecen como contrapartida respeto a su persona. La dignidad, es para muchos más importante que los bienes materiales; también, quienes la llevan por bandera posiblemente preferirían ser indigentes a ser indignos.

Los socialistas luchan por conjugar libertad con igualdad, que puede ser utópico e irrealizable, pero que sin lugar a dudas es un deseo noble. Sus armas incluyen la honradez, la verdad, el altruismo y la dignidad. En sus inicios el PSOE de Pablo Iglesias estaba mucho más interesado en mejorar la ética de los trabajadores que en la lucha política. Con el tiempo, al PSOE, como a todas las organizaciones, han acudido ladrones y aprovechados, y es incluso posible que estos indeseables hayan formado legión, aprovechando los triunfos electorales que suponían alcanzar el poder, y por tanto posibilidades de medrar o directamente robar. Pero no voy a tratar de los sinvergüenzas con carnet del PSOE, me quiero referir a esos otros socialistas con sentimientos, orgullosos de su dignidad, a muchos socialistas de Estepona que están penando este último año y medio.

Su primer sobresalto fue la operación Astapa, por la que conocidos militantes de su partido eran acusados de corrupción. Procedía, a su juicio, aplicar el principio de cautela: no cubrir al sospechoso ni lapidarlo de forma precipitada. Valadez mientras tanto repartía piedras a sus leales para el linchamiento.

Meses después, comprueban que este alcalde socialista gestiona de forma desastrosa. Les dicen que tiene muy buena voluntad, que sus fracasos frente al timón del Ayuntamiento era culpa de otros, pero esto es incierto. Valadez nunca realizó lo único exigible, un Plan de Saneamiento, y es difícil que la oposición boicotee lo que no existe. Es más, un concejal socialista dimitió ante la ausencia de planes sensatos que tratasen el grave déficit económico del Ayuntamiento.

Se disolvió el PSOE de Estepona, y los socialistas dejaron de ser militantes. Nadie protestó, el motivo de la disolución era un posible clientelismo generalizado en el Ayuntamiento, y comprendieron que ante las sospechas de algo tan grave no eran excesivas tales medidas.

Pero a lo largo de los meses, las noticias sobre la gestión de su partido y la actitud de su alcalde eran cada vez más negativas, no sólo por la lectura de la prensa, sino sobre todo por el boca a boca vecinal. Los socialistas veían cómo se castigaba a los empleados municipales no adictos, cómo UGT pedía la dimisión del alcalde, cómo sus colaboradores más estrechos cometían graves irregularidades que eran tapadas o no investigadas, cómo su alcalde repetía cosas que sabían eran mentiras; los socialistas lo comprobaban a diario en la calle. Finalmente era imputado por la justicia, aunque lo negara.

Hace unos días, los socialistas conocieron que se reiniciaba la vida orgánica en el PSOE local, y a tal efecto acudieron dos miembros de la ejecutiva provincial para anunciar la nueva era. El imputado alcalde como jefe. La transparencia como norma, duro sarcasmo cuando se miente de forma descarada justificando el ninguneo de los ediles socialistas o asegurando la unidad total de los socialistas. La renovación en manos de beneficiados del comportamiento clientelar del partido. La gestión ruinosa alabada, como si fuese el ejemplo a seguir.

Nuestros socialistas están dolidos, los han engañado, ni siquiera han tenido la decencia de reunir a los antiguos militantes para conocer sus opiniones. Pero los socialistas son muy dignos, y como tal exigen el respeto que merecen. Mañana los socialistas irán a ver a Heredia. No preguntarán nada, simplemente les expondrán que como personas dignas merecen un respeto que se les niega, que no se les debe de mentir, que no se les debe humillar, que son socialista y no miembros de ninguna secta. Mas tarde quizás negocien.

Damián Zamorano Vázquez
Publicado en Estepona Informacion el 13.2.2010

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