domingo, 27 de junio de 2010

Aguirre, la cólera de Dios

Esta película describe una expedición por la selva amazónica en la que el lunático Lope de Aguirre conduce a sus compañeros a una muerte trágica. La película es el relato de una pesadilla infernal: Aguirre, un hombre completamente desequilibrado, loco, ciego por la avaricia, por el mando, obsesionado por el Dorado, sacrificará lo que sea necesario, incluyendo a su inocente hija.

La reflexión que realizo a raíz de la película es intentar comprender cómo una persona -o un grupo pequeño de personas- es capaz de destrozar un colectivo sin que éste reaccione en la forma y momento oportuno, y esta reflexión la aplico a Estepona.

En Estepona el problema del Ayuntamiento es serio, acumula una abultada deuda, pero el gran disparate es que cada día aumenta la deuda, pero no por que mejoren los servicios o se realicen inversiones, sino simplemente porque el gasto en la nómina de los empleados municipales supera a los ingresos. Las dos partes de la ecuación, gastos e ingresos, son dos despropósitos absolutos.

Si todo el dinero es para nominas los servicios se resienten, los proveedores no cobran y las inversiones desaparecen. Malos servicios son bomberos sin material, coches policiales sin gasolina, colegios sin papel higiénico, pintores sin pintura y, en el como del disparate, una televisión que emite en formato del pleistoceno. Una abultada plantilla que sólo consigue disminuir las prestaciones para las que está contratada es un chiste de dudoso gusto. En cuanto a los ingresos nadie se preocupaba del tema, pues parte provenía de las plusvalías de la especulación urbanística. Acabado el chollo del ladrillo los ingresos provienen ahora exclusivamente de los impuestos, en este caso de empobrecer a los ciudadanos para pagar unos servicios que no se dan. Puro esperpento.

Estepona se parece al barco en el que Aguirre condujo a sus hombres al desastre. Los capitanes al mando son dos, David Valadez y Cristina Rodríguez Alarcón, y vista su desidia gobernando y como generalizan la mentira conforme hablan, no puede atribuírsele mayor objetivo a sus actuaciones que defender sus intereses particulares. ¿Pero como actúan los otros tripulantes del barco, dejándose arrastrar al suicido colectivo sin mayor algarada?

Los empleados municipales van su aire en el barco, contemplando el paisaje, saben que la empresa pública siempre paga y nunca despide, conocen como se imposibilitó un ERTE en Jerez, y cómo en Marbella el PP sigue pagando una plantilla exagerada; saben que no están en una empresa privada en la que, o colaboran con la viabilidad, o terminan despedidos. Tampoco los sindicatos son culpables, es el patrón quien está obligado a proponer negociar restricciones en el gasto de nominas, pero en este caso el patrón esta buscando su “el Dorado” personal, y no está para estas chorradas de sanear cuentas.

Valadez no tiene apoyos locales, los empleados municipales le dan la espalda, la ciudadanía no le traga, pero puede mantener su farsa gracias a su dominio de los medios de comunicación y a unos dirigentes provinciales del PSOE no interesados por Estepona, ni mucho menos por unos díscolos socialistas locales a los que tienen encerrados en la bodega, no sea que puedan exigirle responsabilidades por sus desaciertos.

¿El resto de la tripulación? El PP sestea, lo que quede del barco será suyo en un año, sobre todo si Valadez sigue al mando. Los tránsfugas pescando en las aguas revueltas, ganancia de pescadores. Los imputados fuera de juego, secuestrados por una tribu india llamada Astapa. IU entretenida haciendo un carril góndola en el Amazonas. Los sufridos remeros, los contribuyentes, adormecidos por efecto del desconcierto.

Estepona, la cólera de Dios. En breve un nuevo episodio de una muerte anunciada: o nueva deuda millonaria, o ilegalidad, o no se pagan nominas. ¿Sacará de nuevo Valadez a Conejo de su chistera o se agotará la paciencia de la ciudadanía y arrojarán a ambos a las pirañas?

Damián Zamorano Vázquez.
Estepona Información. 26.6.2010

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