sábado, 3 de julio de 2010

Por un pacto local

Será casualidad, pero este fin de semana de forma casi consecutiva tres personas de mediana edad me han dicho, con gesto apenado: Estepona no tiene arreglo. Este pesimismo no puede aceptarse. Los esteponeros no estamos infectados de forma incurable por el virus de la discordia y la incapacidad, aunque lo padezcamos transitoriamente. Debemos librarnos de esta resignación que a nada nos conduce y responder a los momentos extremadamente difíciles que vivimos con espíritu positivo, unidad y tenacidad para lograr un futuro mejor que el pobre presente que nos atenaza. Hablo de un pacto entre todos los ciudadanos, políticos también, para reconducir la situación y, todos a una, dejar de marear la perdiz, y mirar los hechos de frente y de forma objetiva, y buscar solución a los problemas con la misma objetividad con que hemos analizado la situación.

Cuando hablo de un pacto local, no me refiero a un pacto político a corto plazo. Se me antoja imposible. La atomización de los partidos políticos –y sus restos- en el Ayuntamiento, la sombra de Astapa, y la irresoluble situación financiera hace imposible un pacto entre políticos locales. Preveo que a corto plazo sólo un pacto entre fuerzas a nivel regional puede salvar de forma transitoria la crisis que se avecina.

Cuando hablo de un pacto de ciudadanos y políticos me refiero a las actitudes a tomar tras las próximas elecciones municipales, en mayo del 2011, olvidando las gruesas palabras y desencuentros que caracterizan las confrontaciones electorales.

Mi propuesta, en esencia, en lo que corresponde a los partidos políticos, seria que aceptaran una hoja de ruta común referente a los problemas más importantes de Estepona y su Ayuntamiento, y a sus soluciones, dejando sólo los detalles para la lógica confrontación. Estar de acuerdo en lo fundamental, disputando sólo lo accesorio, creándose unos puntos de consenso que sean defendidos por todos en todas las circunstancias, sin formar parte del rifirrafe político.

Los puntos a incluir en esta hoja de ruta común serian múltiples y me sería imposible en este momento hacer una lista completa. Hablo de muchas cosas. Imposibilitar de forma definitiva la corrupción, la corruptela y el clientelismo. Plan de saneamiento, a elaborar. Un Ayuntamiento de dimensiones adecuadas a las necesidades, con presupuestos viables, sin depender de la especulación urbanística, austero, profesional, eficiente, transparente, al servicio del ciudadano, abaratando costes para disminuir la carga impositiva. Estímulo los emprendedores e inversores, a la creación de riqueza. Potenciar las áreas de cultura, formación, salud comunitaria y bienestar social. Mimar a los residentes extranjeros. Desarrollar la participación ciudadana. Potenciar el turismo explorando novedosas iniciativas como el turismo gastronómico, de congresos, ecológico y la hostelería en el núcleo urbano. Forzar se realicen ya proyectos absolutamente necesarios como el Hospital Comarcal y el tren litoral, y estudiar con detalle para potenciar o rechazar otros proyectos como la Universidad, el teatro, el centro comercial o ampliación del puerto. Defender las fuentes de riqueza más allá del turismo y la construcción, como la pesca y la agricultura, y buscar nuevos motores económicos, como optar a recibir una ampliación del parque tecnológico de Málaga. Asegurar una ciudad amable, también en el respeto al medio ambiente. Solucionar con la mayor diligencia los problemas cotidianos de los esteponeros. Seguridad. Limpieza. Trabajo, mucho trabajo.

Me bastaría que un pacto por una hoja de ruta común fuera sólo implícito, no dicho pero si aceptado por los protagonistas de la vida política. Pero sería mejor, en cualquier caso una excelente inyección de prozac para una deprimida ciudadanía, si tal pacto de unión en lo fundamental fuera apoyado públicamente por todos los partidos: ciudadanos de Estepona, nos comprometemos a luchar sin fisuras por lo que nos une.


Damián Zamorano Vázquez

Estepona Información. 3.7.2010

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