sábado, 28 de agosto de 2010

Crónica de una ruina anunciada

El Ayuntamiento de Estepona no tiene un euro. Tampoco lo tenia antes, pero a base de trapichuelas y adelantos del patronato de recaudación podía al menos pagar las nominas de los empleados. Ya tampoco hay para nóminas, previsiblemente hasta el año próximo. El impago de nominas provocará un malestar social que irá creciendo y radicalizándose, siendo un potente tsunami que arrastrará todo lo que encuentre a su paso, el alcalde primero. Por eso el nerviosismo de Valadez, su huida hacia delante obteniendo dinero de forma ilegal, y sus desesperados intentos de culpar del desastre a la interventora y al PP.

La ruina era previsible. Viendo la nula gestión de Valadez todos sabíamos que ocurriría lo que ha ocurrido: la ruina estaba anunciada.

Cuando en el 2007 entró un equipo de gobierno de mayoría socialista también las arcas municipales estaban vacías. Procedía un plan de saneamiento y se implementó. El problema fundamental era el excesivo gasto en nominas y el objetivo era realizar unos presupuestos con ingresos y gastos ajustados y no dependiente del ladrillo. La posterior crisis económica hizo tal decisión (el no depender de la construcción) no una virtud sino una necesidad. La primera medida que se tomó fue una impopular y contestada subida de impuestos, a disminuir en próximos años. Se juzgó necesaria ante la carencia absoluta de fondos. Las siguientes medidas serían refinanciar las deudas, aumentar los ingresos por vías no impositivas y disminuir en 500 personas la plantilla municipal, fundamentalmente a base de privatizaciones, llegándose a un acuerdo con los sindicatos.

En esto aconteció Astapa y entró un equipo de gobierno débil políticamente, de escasa capacitación técnica, con un alcalde a la cabeza que estaba más interesado en labrarse un prestigio político personal, derivado de sus denuncias en Astapa, que de enfrentarse a los problemas reales de Estepona.

Valadez como alcalde sólo tenía un reto: realizar un plan de saneamiento. Lo demás era accesorio. No hizo nada por pura incapacidad, y por puro oportunismo político; todo se limitó a asegurarse el apoyo de CCOO, dejando el resto como estaba. Se inventó unas medidas de austeridad tan ineficaces como quitar el chocolate al loro, e incluso coqueteó con un plan de saneamiento realizado por una consultora externa, comprometiéndose –y no cumpliendo- a negociar las propuestas de esta consultora con la oposición. Su constante alejamiento de la realidad provocó la dimisión del entonces responsable de Hacienda, Antonio Sánchez.

El resto es la historia de la huida hacia adelante de Valadez para pagar las nominas, caiga quien caiga, burlando la ley -con lo que se conseguirá múltiples problemas judiciales-, sin importarle tampoco aumentar de forma significativa la deuda municipal, dejando una gran losa para los próximos gobernantes y el pueblo de Estepona.

Se expulsó al tesorero, se desmanteló el equipo económico para colocar a sus amigotes, incapaces incluso de hacer un presupuesto, se burló de la Junta de Andalucía, se torpedeó los acuerdos plenarios opuestos a las tasas de basura y alcantarillado, se aceptaron condiciones leoninas para el pago de las de deudas de Hacienda y Seguridad Social, se subió el IBI a los empadronados en providencia clandestina, y por último se ha apropiado indebidamente de unos fondos que ni siquiera son propiedad del Ayuntamiento. Estas medidas, legalmente punibles, más las mentiras continuas con que las adoba, han forzado la dimisión de la segunda responsable de Hacienda, Francisca Bernal.

Valadez debe dimitir por incapaz manifiesto. Las nominas hay que pagarlas, pero sin ilegalidades. Del atolladero sólo puede salirse con un acuerdo concensuado entre los grandes partidos, y esto pasa por un gobierno unitario, o por la disolución del consistorio y gobierno por gestora, pero en ambos casos son necesarios un préstamo y el inicio de un plan de viabilidad, hasta las próximas elecciones.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 28.8.2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario