sábado, 8 de enero de 2011

Ponerle el cascabel al gato

Hay dos opciones: hacerlo por las bravas, con el riesgo de que el gato te arañe y te destroce, o hacerlo por las buenas, que sea el gato el que quiera ponerse el cascabel.

Veamos tres ejemplos en la reciente historia de España.

En 1976 Adolfo Suárez fue nombrado presidente del gobierno. Su tarea era lograr la transición de la dictadura a la democracia, pero debía hacerlo sin poner en grave riesgo los privilegios de los poderes fácticos (políticos, militares, empresariales y financieros). La alternativa a una transición reformista era la ruptura. El gato, el pueblo, quería en su mayoría un cambio no violento, lo que permitió a Suárez culminar con éxito el difícil tránsito a la democracia. Contó con la inestimable ayuda de la izquierda (Felipe González y Santiago Carrillo) que fueron conscientes de lo que en aquel momento se podía y no se podía conseguir, y de los deseos mayoritarios de la población.

En 1982 Felipe González accede a la presidencia del gobierno tras obtener un impresionante apoyo en las urnas. Su reto era integrar a España en Europa, y no solo en sus instituciones (Mercado Común, OTAN, etc.) sino también en su modelo social y productivo, reconvirtiendo las industrias deficitarias, modernizando la fiscalidad, desarrollando el Estado de Bienestar, potenciando las libertades individuales (divorcio, igualdad entre sexos, respeto a los homosexuales, etc.) y despejando el fantasma de involuciones golpistas. Felipe González pudo transformar España porque el gato, el pueblo, quería ser Europa y le votaba masivamente en sucesivas elecciones. Contó también con una inestimable ayuda, un partido (PSOE) muy potente y conectado con la sociedad: en cada centro de trabajo y barriada había activos militantes y simpatizantes del PSOE afanados en la labor de modernizar España.

2011. Gobierna Zapatero. Llevamos tres años de espantosa crisis económica. La crisis se originó fuera de nuestras fronteras, por un exceso de especulación de los mercados financieros. La crisis es mundial, pero en España ha acarreado, a diferencia de los países avanzados de Europa, un incremento brutal de paro, que hace insufrible la situación de los afectados, e inviable la salida de la crisis a medio plazo: demasiadas bocas para alimentar con demasiadas pocas manos trabajando.

Si España ha sido tan duramente castigada por la crisis es porque tenemos un modelo productivo basado en la subvención, el pelotazo y el crédito bancario. Se acabó el crédito fácil y nos hemos quedado con nuestras vergüenzas al aire. Subvención y pelotazo afectan a todo el cuerpo social: gobiernos, sindicatos, empresarios, trabajadores, rentistas y cuentistas. Hay infinidad de ejemplos para respaldar esta dura afirmación.

Solo hay una salida posible de la crisis, abandonar el cuento y copiar a los alemanes: trabajo laborioso y productivo. Sólo así podremos conseguir lo que mantienen en plena crisis los alemanes, trabajo, buenos sueldos, buenas pensiones y Estado de Bienestar, casas baratas, y créditos asequibles.

El cascabel que hay que ponerle al gato consiste en cambiar el subsidio y el pelotazo por la productividad. Zapatero asegura que lo intentará, pero el gato –el pueblo- rechazará sus medidas, tanto desde la derecha como desde la izquierda, y me temo que lo destrozará de arañazos. Tampoco cuenta Zapatero con el apoyo de un partido potente, estando el PSOE muy alejado de la sociedad (pregunte en su centro de trabajo y barriada), siendo más bien un partido de cargos prestos a defender sus privilegios personales como gatos panza arriba.

Hay que tomar medidas impopulares para salir de la crisis y sólo se me ocurre una solución aceptable, preguntarle al gato –el pueblo- quien prefiere que le ponga el cascabel. Dicho de otro modo, lo mejor es convocar ya elecciones generales. No se me escapa que los políticos ocultaran al votante las medidas -o tipo de cascabel- a aplicar para salir de la crisis, pero ese es otro tema.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 8.1.2011

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