sábado, 26 de marzo de 2011

Las Trümerfrauen

Finalizando la segunda guerra mundial, las principales ciudades de Alemania fueron destruidas por masivos bombardeos en acciones de represalia sin interés bélico. Al final de la guerra, Alemania era un país en ruinas. En aquel momento no había varones: habían muerto, o estaban heridos o prisioneros. La titánica labor de quitar los escombros e iniciar la reconstrucción del país fue realizada por las mujeres: las Trümerfrauen, las "mujeres de los escombros". Desescombraron Alemania a mano, sin más ayudas que picos, palas, cubos y carretillas. En contraste, un año después del terremoto de Haití, aún están los escombros por recoger.

Las naciones son prósperas a largo plazo porque sus ciudadanos son de una pasta especial, tenaces en la adversidad, laboriosos, responsables, y con la suficiente consciencia social como para aborrecer comportamientos individuales egoístas contrarios al bien común. Son, resumiendo, ciudadanos trabajadores y honestos.

Japón es otro país próspero, y lo acontecido tras su reciente terremoto y maremoto ejemplifican una vez más cómo los países con ciudadanos ejemplares son inmunes a todo tipo de desastres. Ante la escasez no ha habido saqueos ni espectaculares subidas de precios, sólo educadas colas y aceptada disminución del consumo. Ante el riesgo de catástrofe nuclear no han faltado voluntarios civiles que arriesgaron su vida para intentar evitar el desastre, recordando la actuación de bomberos y policías neoyorquinos tras el atentado a las torres gemelas.

Estepona está en una situación ruinosa, en lo económico y en lo moral, y no por consecuencia de un conflicto bélico o una catástrofe natural. Su ruina es simple consecuencia de la codicia o la dejadez de algunos de sus ciudadanos.

La historia demuestra que salir de la ruina no depende de tener más policías, más jueces, más jeques árabes o capitalistas inversores, ni incluso de tener menos pero por otra mejores dirigentes locales, aunque esto ultimo seria muy conveniente. Tampoco es necesaria una población heroica que enfríe centrales nucleares. Es todo más fácil, o más difícil: Estepona saldrá de su ruina sólo cuando los ciudadanos cumplan con sus responsabilidades sociales. Estepona sólo será próspera si los esteponeros se aplican con laboriosidad a su trabajo, sobre todo si es en el sector público, cumplen sus deberes cívicos y no solicitan prebendas personales a costa de los demás, ni toleran que otros lo hagan.

No se trata exclusivamente de que la gente no sea corrupta o maliciosamente incompetente, se trata también de que no permita que otras personas lo sean. Los que tienen por norma no ver, no oír, no hablar, o son cómplices de algo, o son bobos a los que se les miente y roba con la mayor impunidad.

Insisto en que no basta con que alguien decida ser bueno, también tiene que evitar que proliferen las malas personas. Esto debe hacerse a diario, pero ahora tenemos una oportunidad que solo se da cada cuatro años, la posibilidad de elegir a nuestros representantes en elecciones municipales.

Para muchos, decidir el voto no es complicado, pues lo tienen decidido con mucha antelación, independiente de las campañas electorales. Para otro es complejo, sobre todo en Estepona, donde proliferan los partidos, y donde el travestismo político es una afición casi generalizada. Conocer los programas electorales puede ayudar algo, pero no mucho, pues al menos a mí, leyendo sus papeles, me dan ganas de votar a todos: ¡cuanta mentira soporta el papel! Ayuda algo oír a los políticos en su mítines: a más insulto menos cerebro y dignidad. Pero lo definitivo para decidir mejor el voto es comprobar político por político como ha contribuido a la lastimosa situación actual de Estepona. Realizada la comprobación el sentido del voto es fácil: nunca votar a un pirómano para el cargo de bombero.

Honremos a las Trümerfrauen, retiremos entre todos los escombros acumulados en la ruinosa Estepona e iniciemos su reconstrucción.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 26.3.2011

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