lunes, 10 de octubre de 2011

Okupas

Imagina que vives desde siempre en una hermosa casa. No es de tu propiedad, pero casi, y por eso es tu casa. La casa es hermosa y antigua, tiene más de 100 años. En tantos años de existencia ha tenido momentos mejores y peores, pero tras profundas reformas realizadas en los años 70 la casa ha lucido imponente, siendo a partes iguales alabada por unos y denostada por otros, como corresponde a cualquier casa importante y con personalidad propia.

Imagine que un día llegas tras el trabajo a tu casa y te encuentras que está ocupada por unos individuos que, o bien te impiden la entrada, o bien te exigen alojarte en el húmedo sótano, y eso siempre que al okupa jefe le parezca bien. ¿Cómo reaccionarías, con indignación o con resignación?

La casa a la que refiero es el PSOE, que ha sido en gran parte tomada por okupas que ha expulsado o ninguneado a los inquilinos naturales del edificio.

El ejemplo más claro de ocupación a las malas ha ocurrido en el PSOE de Estepona. Se disolvió la agrupación local, la casa, con la excusa de reparar desperfectos, pero se invitó a los desalojados a volver una finalizada la obra. Al cabo de un tiempo se ha vuelto a abrir la agrupación local, pero como propiedad particular de un tal David Valadez que, erigido en okupa jefe, ha ejercido a pies juntillas el derecho de pernada (segunda acepción de la RAE) auto-concedido, decidiendo los usos y disfrutes del local que ha tomado y mancillado.

Curiosamente la reacción de los socialistas desalojados no ha sido de indignación sino de resignación. La indignación moviliza mente y músculo, y es condición necesaria para luchar contra los okupas y reconquistar la casa. La resignación es una mortífera reacción que precede a la perdida de todo, bienes y derechos, a la victoria del malo. Como en la fábula de zorro y las uvas, algunos socialistas justifican su resignación: total la casa estaba en ruinas, con goteras, y tenía aluminosis, mejor me mudo de casa.

Pero esta ocupación bastarda del PSOE no solo ocurre en Estepona, es un fenómeno que amenaza a todo el partido. Intentaré explicarme.

El PSOE alcanzó su mayor afiliación a inicios de los años 80. Aunque se coló algún sinvergüenza, la mayoría de los militantes o simpatizantes más comprometidos eran personas bienintencionadas, bien adaptados a sus actividades profesionales, con inquietudes sociales, con un proyecto de homologar España al modelo socialdemócrata imperante en Europa. Con el tiempo la mayoría de estas personas abandonaron la militancia, quedando en el PSOE algunos nostálgicos y sobre todo los que merced a su afiliación hicieron de la política su profesión, o bien obtuvieron su empleo gracias al generoso incremento del sector público, y con frecuencia gracias a la generosidad de sus padrinos. Y a partir de entonces el PSOE no se renovó con gente normalita, simplemente entraron más y más militantes procedentes de las juventudes, algunos muy dignos, otros simples sujetos sin ideología propia que, dominando el arte de combinar servilismo con zancadillas, lograron pasar directamente del fracaso escolar al coche oficial.

Y en esas estamos. El PSOE okupado por personas que para nada pueden sintonizar con la ciudadanía de centro-izquierda, por ejemplo los señores Heredia y Conejo, que andan ultimando la destrucción del partido. Pronto Griñán y Rubalcaba alcanzarán el estatus de Felipe González, y serán dos nuevos abuelos cebolletas retirados, que así los llamarán, y los okupas tomarán el mando definitivo de lo que quede del PSOE.

En breve triunfará la derecha, con un poder institucional nunca soñado, y esto hará más necesaria que nunca la renovación de la izquierda, y ocurrirá. La duda es qué hacer con la casa okupada: el PSOE. Muchos buscarán una nueva casa, pero una izquierda dividida siempre será vencida. Veo mejor seguir el ejemplo de Jesucristo, hacer un azote con cuerdas y expulsar a los okupas, como Él hizo en el Templo de Jerusalén. Indignarse, no resignarse.

Damián Zamorano Vázquez

Estepona Información. 10.10.2011

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