sábado, 14 de abril de 2012

Acumular deudas

Confieso que, como todos, alguna vez he pecado, y en mis primeros años como profesional solo conseguía llegar a fin de mes gracias a los anticipos de dinero conseguidos con la Visa. Pero siempre me han dado miedo la deudas y estos pecados veniales nada tienen que ver con los pecados capitales de los desprevenidos, como el de aquel que nada más conseguir la tarjeta del Corte Ingles, amuebló su casa entera a crédito, pagando durante años su imprudencia a base de estrecheces. Obviamente para gastos importantes, como comprar un coche o una hipoteca, hay que asumir cuantiosos créditos, pero cuando el país era prudente no se pedía más dinero que el que luego podría pagarse, y en cualquier caso los bancos negaban créditos no ajustados a los ingresos del solicitante.

La entrada de España en el euro lo cambió todo, destruyéndose la prudencia crediticia. Súbitamente los españoles fuimos considerados tan solventes cual ricos, y los bancos ofrecían generosamente crédito barato. Este dinero fácil alimentó la burbuja inmobiliaria, imprudente castillo de naipes que infectó el país los últimos años. La gente compraba a crédito pisos inconcebiblemente caros, considerando que en cualquier caso era una inversión segura y muy rentable, tuviera o no ingresos para pagar el préstamo, pues en poco tiempo la vivienda se revalorizaría de forma considerable. Los bancos no solo concedían el préstamo por el precio total de la vivienda, daban aun más, con lo que con el cómodo tramite de firmar una hipoteca se financiaba también el coche, el banquete de la boda, el viaje al Caribe, la liposucción y el imprescindible adorno para el salón de una lujosa enciclopedia que nunca seria hojeada.

La crisis económica se inició por una crisis financiera, precisamente por el impago de préstamos imprudentes, y esta crisis nos pilló en plena burbuja inmobiliaria, con los españoles muy endeudados. Ahora se nos pide paguemos lo que debemos, cosa imposible para muchos pues la economía se ha hundido, no estando clara la salida a esta espiral diabólica de recesión y endeudamiento. Estamos atrapados tanto particulares como bancos, y de forma indirecta el Estado pues la disminución de los ingresos vía impuestos le obliga severos recortes para no gastar más que lo que ingresa, y nueva espiral diabólica: los ajustes aumentan la recesión, con el paro como dato objetivo irrefutable.

En todos los países los políticos son unos manirrotos en el gasto, y esto puede explicarse pues gastan lo que no es suyo, no son responsables de sus errores, y además un pródigo gasto publico es muy rentable en la obtención de votos. Para alimentar este perversión genética alguien teorizó alguna vez que gastar mucho, incluso a base de deudas, era bueno pues alimentaba la economía.

Centrándonos en los ayuntamientos, se ha despilfarrado mucho dinero en la época del boom del ladrillo, y esto podría ser irrelevante, a lo hecho pecho, pero el problema es que mucho de este derroche era a base de deudas, a pesar de los enormes ingresos que recibieron las arcas municipales. Ahora se pide que se pague lo que se debe, cosa difícil pues en muchos lugares ni siquiera los ingresos cubren los gastos corrientes. De mayor calado incluso es el desmesurado crecimiento de las plantillas municipales en esta época dorada, pues este lastre es de compleja solución ya que es muy difícil poner el cascabel al gato, es decir, ajustar las plantillas a lo necesario y que pueda pagarse.

Parece que habrá que pagar las deudas, o España será declarada insolvente y será intervenida, cosa por cierto terrible. Pero hay muchas formas de renegociar las deudas, y este es un mundo de posibilidades infinitas como bien saben los que de estos asuntos saben. Y en esto imagino está el equipo de gobierno, y tendrá que elegir entre distintas opciones, que las hay, y espero acierte en sus decisiones. No debe olvidar algo básico: los impuestos son para obtener servicios. Lo contrario es fraude.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 14.4.2012

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