sábado, 21 de abril de 2012

La amigdalectomía

Sucedió en Estepona. Yo tendría unos 9 años. Me dijeron que no me preocupara, que yo era muy valiente y la cosa solo molestaría un poquito. Me llevaron a la consulta de un medico, donde un especialista venido de Málaga, con cara de pluriempleado padre de familia numerosa -y manos de partero- me introdujo en la boca un aparato que me la inmovilizó todo ella abierta, y con una tenazas, y a las maneras como que se capa a un gorrino, retorció y extrajo mis amígdalas. Fue mi amigdalectomía. Había que hacerlo, lo obligaba la autoridad pertinente, el medico, aunque luego supe que muchas de las extracciones de amígdalas de la época eran mas que discutibles. El que me engañaran para llevarme al matadero casi lo comprendo, para que preocupar de antemano a un niño por lo inevitable.

Sucede en España. Ya tengo muchos años. Nos dijeron que no nos preocupáramos, que todo era la culpa de un tal Zapatero, y que contando ellos con el mantra de la credibilidad solo molestaría un poquito. En eso votamos a un gallego con maneras de gallego, un tal Rajoy, que hace todo lo que dijo que no haría, causándonos con sus recortes severas dificultades. Dice que había que hacerlo, lo obligaba la autoridad pertinente, una tal Merkel, aunque mucha gente con estudios asegura que unos recortes tan brutales solo empeoraran la situación por impedir el crecimiento económico.

Pero lo que mas me enfada de Rayoy y sus chicos y chicas es el engaño burdo a que nos han sometido. Hace muchos años que soy mayor de edad, se opinar si conozco los hechos, a diario tomo decisiones, en mi caso por mi condición de médico a veces difíciles pues afectan a la vida o salud de terceros. Merezco en definitiva, como todos los españoles, que me digan la verdad. Siempre. Mentir antes de unas elecciones para no perder votos no es de recibo, yo de Rajoy pedía perdón y dimitía: casi como el Rey.

Uno de los problemas de los mentirosos es que nadie los cree, y en el caso que nos ocupa la duda es si mienten siempre o solo muchas veces. Esta falta de credibilidad es demasiada corrosiva para la cohesión social, máxime cuando se requiere la colaboración de todos para salir de la crisis, y hasta ese hecho innegable puede ponerse en entredicho si se interpreta como una mentira mas de las muchas.

Quizás no solo mintieron para ganar la elecciones, me temo que la cosa puede ser peor. Me temo que persista la conspiración de la mentira para ocultar el objetivo ultimo del PP, aprovechar la crisis para, sin que la gente se entere, ofrecer los máximos privilegios a la clase social que es su sustento electoral: empresarios y clases medias pudientes.

A los empresarios ya les ha regalado una reforma laboral diseñada para que ellos ganen más, y sus trabajadores menos. Muchos ciudadanos bien situados aborrecen de un sistema fiscal que beneficia sobre todos a los que menos tienen, y no a sus intereses; aborrecen en definitiva el Estado de Bienestar.

Es imposible recortar en sanidad publica sin que se deteriore de forma significativa. De hecho hoy día se gasta poco en sanidad. Si se producen recortes en este área tan sensible las clases medias abandonaran la sanidad publica. La prueba del algodón la tendremos en pocas semanas. Si el gobierno del PP alienta esta deserción de los pudientes, con medidas como la desgravación fiscal a los gastos en sanidad privada, el diagnostico es definitivo: se acabó el modelo solidario establecido. Quedará una sanidad –o educación- publica con calidad discutible, y los que puedan se saldrán del sistema, para beneficio propio y de lobbys empresariales deseosos de hacer negocio en este prometedor sector.

Algunos piden ante la gravedad de la crisis un pacto entre los partidos políticos mayoritarios. De lo expuesto se colige que el PP no pactará con la izquierda y seguirá mintiendo sin descanso. El PP va a la suyo, y como lo suyo no sería aceptado por la mayoría, solo le queda mentirnos como chinos para que vivamos como chinos.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 21.4.2012

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