sábado, 7 de abril de 2012

Solo ante el peligro

En dos días consecutivos hemos asistido a la huelga general y a la materialización de severos recortes del gasto público en la presentación de los presupuestos generales del Estado. La impresión es que nuestro mundo se derrumba. Las opciones ante la crisis han queda nítidas. La derecha, a la manera Merkel, apuesta por la austeridad, que ya luego vendrá el crecimiento. La izquierda, a la manera Obama, clama por estimular el crecimiento ahora, y ese crecimiento será el germen de la consolidación fiscal. La opción de la izquierda sería una compleja combinación de reformas, ajustes y aumento del gasto público productivo, con aumento de impuestos y un transitorio incremento de déficit público, pero en cualquier caso este modelo no se materializará, pues no gobierna la izquierda y, en cualquier caso, sin una acción concertada europea, el margen de actuación parece escaso.

El problema del Ayuntamiento de Estepona es bien distinto. Aquí no es cuestión de escoger entre austeridad o crecimiento, aquí el dilema es si pagar deudas o declararnos morosos. Me explico.

Dicen que el Ayuntamiento de Estepona tiene una deuda de 300 millones de euros. Creo que es menos, pero de todas formas es mucho. El plan de saneamiento elaborado por el gobierno municipal de García Urbano ha conseguido que los gastos no superen a los ingresos, que ya ha sido difícil, pero no ha permitido un balance tan positivo como para programar el pago de la deuda. Este problema afecta a muchos ayuntamientos, y el gobierno de Rajoy ha decidido coger el toro por los cuernos, ha decidido que las deudas municipales hay que pagarlas, y para ello prestará dinero a los ayuntamientos. Pero este préstamo hay que devolverlo, y los ayuntamientos tienen que elaborar un plan de ajuste que programe esta obligación, con la amenaza de una nueva ley por la que los que mientan puedan incurrir en serios problemas con la justicia.

En Estepona el pago de la deuda, si se opta por el préstamo, obliga a reformular de forma radical el actual plan de saneamiento. Solo cabe aumentar los impuestos (descartado por razones obvias), vender patrimonio municipal (perdiendo nuestros bienes colectivos) y disminuir gastos. El equipo de gobierno calcula que debe disminuirse en 6 millones de euros al año el capitulo de gasto de personal.

Para una empresa privada el problema seria menor, simplemente se despide a la mitad de la plantilla y se ajusta el sueldo de los que quedan, y probablemente si aumenta la eficiencia se podrían ofrecer los mismos servicios que ahora, o al menos los necesarios. Pero para una empresa pública esto es impensable, pero no porque se deteriore el servicio público, sino simplemente porque nadie querría asumir el coste político y el drama humano de mandar tanta gente al paro.

El problema parece insoluble, por lo que me temo que desde la izquierda, en ayuntamientos muy endeudados, se opte por rechazar el crédito del Estado y por tanto no pagar las deudas y seguir indefinidamente como morosos. Siempre podrán decir que la culpa es del gobierno por transferir poco dinero a los ayuntamientos, sin asumir la culpa de tanto inútil metido a político creando plantillas municipales mastodónticas, clientelares e ineficientes.

García Urbano estará solo en Estepona. La oposición, el PSOE, esta dirigida por un inútil vengativo que desconoce el sentido de la responsabilidad. Además, es costumbre en nuestro país que cuando algo huele a desgaste del gobierno la oposición aprovecha para crear cizaña, nunca para concertar. El movimiento vecinal va a lo suyo, al particularismo del momento. Solo le cabe al alcalde fajarse y acertar en su negociación con los empleados municipales, pero es mucho el dinero a recortar para que la situación no se vuelva conflictiva.

Pocos, salvo militantes del PP, apoyarán a García Urbano en su intento por solucionar lo insoluble: sanear el Ayuntamiento al menor coste social posible. Así es la vida. Juzguen ustedes.

Damián Zamorano Vázquez

Estepona Información. 7.4.2012

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