sábado, 13 de junio de 2009

La deserción de las clases medias

Me considero una persona de izquierdas, y como tal afirmo que el bien más preciado es la libertad, pero para que tal libertad sea efectiva y para todos, condición previa es la justicia social y por tanto he aceptado, a diferencia de los liberales de derechas, que la libertad individual a veces debe supeditarse a la justicia social. 
Justicia social es por ejemplo el llamado estado de bienestar, que en nuestro país ha conseguido entre otros logros una sanidad publica (y educación) casi gratuita en la prestación, de calidad, universal y ofreciendo trato igualitario a todos, y sufragada en base a los impuestos generales y no a cotizaciones. Un gran éxito. 
Pero cuando la sanidad pública falla en la calidad, o incluso en la accesibilidad o en la comodidad, surgen sombras contra el sistema, nubarrones que hace temer serios aguaceros.
Veamos un ejemplo. Lo ideal viviendo en Estepona es tener un hospital comarcal, pero esto es inviable para los esquemas organizativos de la Junta de Andalucía, por la escasa población a atender por el centro hospitalario, y dudo puedan garantizarse los especializados recursos humanos que requiere un hospital como Dios manda. Sin embargo no se me escapa que Estepona ya tiene un Hospital, privado, donde incluso se hacen partos. La solución a nivel personal mas correcta es contratar una póliza de seguro privada, y ya tengo hospital en Estepona, y no solo me aseguro cama hospitalaria en mi pueblo, si la requiero, sino sobre todo también evitar listas de espera para especialistas y técnicas diagnosticas, y poder elegir al médico que me atienda, quizás con trato mas personalizado. Pero por esta opción algunos te acusan de actuar como un insolidario miembro de la clase media que abandona el barco común del proletario, el SAS. No tengo respuesta a tal dilema, salvo pagar de mi bolsillo lo para mí y mis familiares mas conveniente, como hace al menos el 20 % de la población, y pensar que la solidaridad debe referirse a otras cosas. Respecto a los barcos comunes todo lo aprendí en Cuba, que visité en varias ocasiones, la última invitado a dar varias conferencias, y en este último viaje conocí de cerca a los médicos cubanos y me prometí no volver jamás a ese país con ese régimen, cuanta miseria y subordinación justificada por una ideología mantenida por métodos represivos
Si la sanidad pública no ofrece calidad, accesibilidad y comodidad, las clase medias la abandonaran y, lógicamente, arremeterán contra ella apoyando a partidos que propongan un giro a la situación. Pero también protestarán, y aun mas, las clases populares, si tienen que aguantarse con unas prestaciones publicas inadecuadas, les guste o no, pues no puede sufragar otra cosa. Y no solo pintan bastos en sanidad, también en otras prestaciones publicas como educación, seguridad ciudadana, atención a mayores, etc., sin contar el descontento con el despilfarro en el gasto de impuestos (por ejemplo municipales).
La izquierda tiene que ser consciente de este problema y desde luego la solución no es fácil. Dado las dificultades presupuestarios se ha optado por convertir hospitales y centros de salud en un a modo de cuartel, con estructuras de decisión muy verticales, cuando quizás la solución es exactamente la contraria, optar por un modelo sanitario como el francés, absolutamente homologado a otros sistemas publico occidentales basados en el estado de bienestar, pero basando su éxito en la libertad de los participantes, sanitarios y pacientes.
Mucha gente de izquierdas se ven en la tesitura de apoyar una limitación de las libertades individuales para que triunfe la justicia social, pero podrían evitarse este mal trago modificando la paradoja: la mejor defensa de la justicia social se consigue potenciando las libertades individuales. Así puede conseguirse además que las clases medias no abandonen el barco del estado de bienestar, para luego torpedearlo y hundirlo.

Damian Zamorano Vázquez
Médico
Publicado en Estepona Informacion, 23.5.2009

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