sábado, 6 de noviembre de 2010

Aféitense el cerebro

El pasado viernes 29 de octubre tuvimos la oportunidad de participar en un animado debate no partidista sobre temas políticos. El preludio de una muy animada y concurrida charla fue la conferencia de Ignacio Trillo sobre “Partidos Políticos y Leyes Electorales”. Ignacio tiene una mente privilegiada, un conocimiento enciclopédico, un tesón fuera de lo común y mantiene, a pesar de su dilatada militancia socialista, la rara virtud de pensar por su cuenta y no comulgar con ruedas de molino. Los que luchamos por una regeneración de la izquierda, que incluye honestidad, eficacia, respeto al medio ambiente y, como no, conjugar libertad con igualdad, tenemos como referente a Ignacio, martillo inmisericorde contra tanto mediocre que nos rodea y pretende dirigirnos.

En la conferencia se habló de las distintas Constituciones Españolas, empezando por “La Pepa” de 1812. Cercano su bicentenario, fue muy oportuno analizarla en un acto público, aunque no fuese el tema del gusto de la delegación de cultura, que se negó a ceder los locales del centro Padre Manuel, aduciendo que la charla de Ignacio era un acto político y no cultural. Consecuencia, la Asociación Progresista de Estepona, organizadora del acto, que trabaja sin patrocinios, sin extorsionar a empresarios, tuvo que abonar 90 euros por el alquiler de un salón de hotel. ¡Viva la cultura municipal¡. Corolario y consejo a la Asociación: a la próxima, incluyan en la charla un grupo musical arrebatador cantando a la Constitución; el gran jefe os dará todos los locales disponibles, contento de recordar esos bonitos tiempos en los que costosas campañas electorales le aseguraban su acta de concejal, a la par que aseguraban la cárcel de su superiores.

Dentro de las muchas cosas que dijo Ignacio me quedé con una frase: vivimos en una sociedad donde impera la libertad individual pero, paradójicamente, lo primero que se exige al que ingresa en un partido político es que deje su libertad en el vestíbulo. En los partidos no procede pensar y actuar con libertad. Como dijo Paco Ibáñez, en los partidos no gusta que nadie tenga su propia fe, y en la vida partidista no hay mayor pecado que el de no seguir al abanderado. Si los partidos no obligan a sus militantes a dejar su cerebro en el vestíbulo es porque el cerebro también tiene funciones motrices y de control de esfínteres que interesa conservar, pero a ser posible lo propio de un buen militante es que se afeite su cerebro, limando las circunvalaciones implicadas en el pensamiento propio, dejando bien al descubierto las relacionadas con el insulto al adversario.

La conferencia de Ignacio Trillo fue seguida de un animado debate, en total tres horas, y literalmente hubo que liberar al conferenciante de la insistencia de un público ansioso de poder debatir de política sin acritud, actividad curiosamente imposible de realizar en los partidos políticos.

Tras el acto tuve la oportunidad de conversar un rato con José María García Urbano, candidato del PP a las elecciones municipales. Me permitió ratificarme en la excelente opinión que tengo de él. Es persona amable y dialogante, pero firme es sus concepciones, cosa de alabar pues lo importante en política no es librarse de los enemigos, sino de los amigos, y para eso es virtud no ser susceptible a la manipulación por los propios. Su mayor activo, y por tanto su mayor dificultad, es tener ideas propias, no un simple regurgitado del provincial de turno. Es bueno para Estepona un centro-derecha solvente, y en eso me congratulo.

Por parte de la izquierda todo sigue igual de triste. Valadez y Centeno incansables cavando la ruina de Estepona y una profunda tumba electoral para el PSOE, a la vez que luchan por obtener las prebendas personales que les permitan seguir viviendo de la política.

Os ruego no se afeiten el cerebro, sigan siendo libres. Pero sí aconsejo a algunos cavadores que se afeiten lo cuernos - políticamente hablando- cuando embisten.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 6.11.2010

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