viernes, 20 de mayo de 2011

Jornada de reflexión

Como cualquier jardinero sabe, los abonos, los pesticidas o las podas pueden estar muy bien –o muy mal-, pero si se quiere mantener un arbusto sano y frondoso todo lo anterior es vano. Lo importante son las raíces, y si las raíces están podridas todos los cuidados son inútiles, como mucho conseguirá verdor por un día, pero decrepitud para mañana.

Y esto es lo que le ha ocurrido a España en la crisis económica. Vivíamos un falso esplendor económico, que se sustentaba en el crédito y la especulación -materializado en la burbuja inmobiliaria- y no en el trabajo y su producto como único valor económico. Bastó un resfriado de los mercados financieros para que España adquiriera una cruel pulmonía, fácil de diagnosticar en una radiografía simple: cinco millones de parados.

España tenía las raíces de su económica podridas, aunque el arbolado parecía esplendoroso, y cualquier jardinero hubiera previsto la crisis económica. Lo mismo le pasa a Estepona.

Un amigo me dice que Estepona es una ciudad dormitorio. Se duerme en ella, pero no se vive en ella. La gente compra, se divierta y trabaja fuera de Estepona. Su diagnóstico es demasiado optimista. Efectivamente la gente compra y se divierte fuera, pero no trabaja fuera, simplemente esta en el paro. Estepona se perece más a un gueto sucio e inseguro que a una ciudad dormitorio, y señalo que lo último también sería triste.

La deuda del Ayuntamiento de Estepona es elevada, por ahora, y extraordinariamente elevada cuando se sepa la verdad. Esto es un germen de inflación: Estepona será una ciudad cara. Para paliar el déficit la presión fiscal será elevada, y esto encarecerá el producto Estepona, y si nuestro principal producto es el turismo, a precios caros se buscarán destinos alternativos distintos al nuestro. Hay quienes confían en otro boom urbanístico. Craso error, supone destruir el entorno por unos cuantos euros o demagogia de Universidad, y tanto dinero para pagar los excesos del consistorio supone carestía de la vivienda, tanto para el residente como para el foráneo: mejor un destino alternativo.

Otra podredumbre de la raíz: un consistorio en el que, o se pertenece a una red clientelar, o se paga en comisiones un trato igualitario, o con un plus un trato de favor. Esto no es serio, esto es hundir el presente y futuro. La corrupción y corruptela no son solo un mal moral, es el germen de un futuro miserable. Pan -para hoy- dirían los amorales para justificar sus beneficios particulares, hambre para todos como realidad incontestable.

En las elecciones del 22 de mayo los esteponeros se juegan mucho más que en elecciones municipales previas. La situación actual es crítica. Es posible que la Costa del Sol remonte la crisis antes que el resto de España, dado que nuestros clientes, los turistas, ya están saliendo de la crisis, pero no podemos volver al maquillaje o a una torpe cirugía estética. Estepona requiere liberar sus raíces de la podredumbre, o todo será inútil, todo será camuflar la crisis –si se camufla- hasta caer en una crisis aun peor.

Cuando digo liberar a Estepona de la podredumbre de sus raíces me refiero a cosas concretas. Un Ayuntamiento saneado, que funcione con normalidad, con ingresos ajustados a gastos, sin redes clientelares ni corrupción que atraigan a especulares y no a sanos inversores. Una ciudad limpia, segura, prospera, confortable, ecológica, bonita, en la que dé gusto vivir y ser visitada por foráneos. Una inversión productiva, pública y privada, que huya de la especulación urbanística, y se asiente en productos limpios desde el punto vista medio-ambiental, sufragables y sostenibles en lo económico, creadores de puesto de trabajo y riqueza, y dentro de una gran marca: Costa del Sol.

En jornada de reflexión no pediré el voto a ninguna opción. Pero si puedo pedirles una cosa: vote, por su bien y por el de todos, y vote para liberar las raíces de Estepona de su podredumbre, no para maquillar la miseria

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 20.5.2011

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