sábado, 3 de marzo de 2012

La risa floja

Finalizado marzo culminarán los cambios más trascendentes que España ha conocido desde la transición. En la base de todo está la formidable crisis económica que se inicio en el 2007 y que ahora se ha reactivado. Resumiendo, el PSOE gobernante no disponía de las armas precisas para enfrentarse a la crisis (abandonar lo obsoleto para preservar lo esencial de la socialdemocracia) y la población, que cuando vota siempre es sabia, ha dado todo el poder al PP, sin entusiasmo que todo hay que decirlo.

El PP está haciendo lo que cree tiene que hacer, que nada tiene que ver con lo que prometió que haría, y por supuesto deseo que acierte, aunque el panorama por ahora es desolador: aumentará el paro, aumentaron y aumentarán aún más los impuestos, y espero que no aumente el enfado social hasta llegar a un clima de crispación intolerable –otra vez los grises a la calle- conforme los perjudicados sean más y vayan a peor, y terminen dándose cuenta que son victimas de los prejuicios de la derecha alemana, que no entiende que cuando a un niño –Europa del Sur- hay que castigarlo por malo lo adecuado es prohibirle la televisión y las salidas, pero no quitarle la comida, porque lo mismo el niño se muere de hambre.

El PP por supuesto hace también lo que conviene a la clase social que representa, y ante un problema de paro y productividad simplemente abarata los salarios y precariza los empleos.

A finales de marzo salen los presupuestos del 2012. Hay que recortar 40.000 millones, mucho dinero cuando ya se había podado antes bastante. Se pongan como se pongan tendrán que recortar en servicios públicos básicos, como educación y sanidad. La duda que tengo es si la derecha, definitivamente envalentonada, no aprovechará la oportunidad para llevar a cabo un proyecto que lleva en su genes pero le cuesta mucho concluir, y es liberalizar ambos pilares del Estado de Bienestar, que en nuestro contexto sería dejar una educación y sanidad gratuita para los que poco tienen, y el resto que escojan proveedores. A señalar que la calidad es un perrito faldero que siempre sigue al dinero.

El 25 de marzo elecciones andaluzas, otro cambio revolucionario con dos posibilidades. Un gobierno de Griñán en el que habrá consejeros que nunca han tragado a los socialistas (como Valderas y Gordillo). Lo único que pido a IU es que no impongan a la alcaldesa de Manilva como consejera, aduciendo su innegable capacidad para colocar en puestos públicos a los suyos, que muchas veces de eso es de lo que se trata.

La otra posibilidad, es la catarsis: Arenas gobierna Andalucía con mayoría absoluta. Para el PSOE seria un gran problema, pues le obliga a iniciar la travesía del desierto desde cero, pues incluso el botijo para llevar el agua le ha sido arrebatado por el PP. Pero para drama el del elevado numero de militantes que deberán abandonar la administración pública, no para ahorrar gasto publico -que en el fondo sería una excelente noticia-, sino para dejar sus puestos a los militantes del PP, como ya se instituyó en tiempos de Canovas y Sagasta.

No está claro aún si el PP gobernará Andalucía. Dependerá de un puñado de votantes, que inclinará la balanza con un voto que puede ser emitido desde el corazón, la razón, o más probablemente desde la bilis. Unos harán bilis por el paro y el escándalo de los ERES, otros temerán un monopolio absoluto del poder por el PP, máxime cuando hacen lo que dicen que no harían y eso crea un lógico temor.

Como verán, nada de lo que hay me entusiasma, pero como aún confío en un proyecto socialdemócrata adaptado a la nueva realidad, entiendo que es más útil iniciar el proyecto con algo de poder, conservando el PSOE el gobierno de Andalucía. También es verdad que cuando compruebo que tras las elecciones entre mis “amigos” estará el incompetente e infumable Valadez, y entre mis “enemigos” estará mi competente amigo García Urbano, me entra la risa floja. A veces el mundo es incomprensible por absurdo.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 3.2.2012

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