sábado, 17 de marzo de 2012

Miedo y pánico

Las próximas elecciones son las más raras que he visto en mi vida. Por primera vez que recuerde no se va a votar a quien dé más garantías de mejorar nuestra situación, sino a quien parezca que va a hacernos menos daño con los próximos recortes. Tampoco se sabe qué harán los próximos gobernantes, pues ya hemos aprendido que prometen una cosa y luego hacen la contraria, así que decidir el voto es cuestión de intuición y no consecuencia de un razonado estudio de los programas electorales.

El PP tiene miedo, pues si no gana las elecciones en circunstancias tan propicias como las actuales es que está escrito que nunca gobernará Andalucía. El PSOE tiene doble miedo, o sea pánico, pues perder el gobierno andaluz le supondría un problema a nivel nacional y una tragedia a nivel local, y tras un ERE tan impresionante sería difícil levantar cabeza.

Que estas elecciones sean cruciales para ambos partidos, y que las encuestas no sean concluyentes, explica la alta crispación de la campaña electoral, y que los partidos no aclaren que harán, dedicándose solo a divulgar las maldades conocidas y por conocer del contrario.

El PP ha empezado con mal pie. Por una parte reacciona a la presión de los mercados simplemente abaratando los costes salariales sin exigir contraprestación alguna a los empresarios. Por otra parte retrasa los presupuestos del Estado hasta después de las elecciones andaluzas, y todo el mundo sabe que cuando alguien oculta algo es que algo malo trae entre manos. En cuanto a la madre del cordero, saber como afrontaría el PP los recortes previstos, sobre todo en educación y sanidad, mi hipótesis es que si las cosas van mal siempre tiene una opción, liberalizar estos servicios, con lo cual de camino da satisfacción al sector mejor situado de la clase media, que desea salir del sistema actual, a las compañías de seguro sanitarias deseosas de ampliar negocio, y a la iglesia católica furiosa por controlar la educación de los españolitos.

Confiar en el PSOE es un acto de fe. Tendría que gestionar los recortes con un alto desgaste, pero ese no es el problema. El gran problema del PSOE es si sabrá limpiar el clientelismo y la burocracia ineficiente, fruto de tantos años de gobierno, con el inconveniente de tener en este momento en plantilla a los peores políticos que ha conocido este partido desde la democracia.

Lo que sí es seguro es que quien gobierne en Andalucía va a tener la mitad de la población en contra, y esto es muy peligroso, pues entre el paro y los recortes para muchos la situación es insostenible, y la actitud poco ejemplar de los políticos crean un descrédito importante de instituciones y gobernantes, de forma que cualquier chispa puede precipitar un incendio.

De todo lo anterior deducirá el lector que no creo que la solución de Andalucía esté en manos de los políticos, sino en manos de su población que logre con su esfuerzo y responsabilidad la deseada salida de la crisis. Lo que sí le pediría a los más politizados, a los militantes de los partidos, es que tras las elecciones sean más sensibles a las necesidades de los andaluces que a las conveniencias de sus partidos. No es tan difícil, se trata de que los del PP, si ganan, luchen para que el peso de la crisis no recaiga en exclusiva sobre los más débiles, y que los del PSOE, si ganan, limpien la podredumbre creada, y que nunca se repitan comportamientos tan indeseable como ha tenido el PSOE con Estepona, sin hablar del fraude de los EREs que suena a palabras mayores.

Se está acumulando demasiado veneno alrededor de la política, y esto empeorará hasta las elecciones y la huelga general. Sería el momento adecuado para gobernantes de talla, capaces de unir más que separar, de saber ceder para llegar a consensos, atentos a la globalidad más que al detalle. España, y por tanto Andalucía, tiene un serio problema colectivo con la crisis, pero parece que para unos españoles el enemigo no es la crisis, sino otros españoles.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 17.3.2012

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