El PSOE y sus primarias.

El próximo domingo 3 de octubre culmina en Madrid una fiesta democrática con la elección por la militancia socialista del candidato del PSOE a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Siendo el PSOE un partido que actúa según decide su militancia, y respetando sus normas estatutarias, es decir, un partido donde impera la democracia interna, tales primarias no suponen sino algo coherente: “una actitud lógica y consecuente con una posición anterior”.

Pero no nos engañemos, un día antes, Griñán y Zapatero escenificaran en Sevilla la antítesis de la fiesta de Madrid, la presentación de los candidatos a las alcaldías de Andalucía en municipios de más de 50.000 habitantes, habiéndose prohibido expresamente en esta comunidad las elecciones primarias, la noble competencia entre distintos candidatos del PSOE para optar a ser cabezas de lista.

¿Falta coherencia en el PSOE? No exactamente, lo que falla es la presunción de que la democracia interna sea necesaria y suficiente para el funcionamiento del PSOE. Dejemos de contar historias para niños, los Reyes magos son los padres, y el objetivo de los partidos, también del PSOE es obtener el poder, con el noble fin de poder aplicar su política.

Analicemos el tema con esta perspectiva: el objetivo es la toma del poder. Esto supone luchar contra el rival político externo, el PP, pero también luchar cuando procede contra el compañero de partido, no perdiendo de vista el sabio refrán: “Dios, líbrame de mis amigos, que de mis enemigos me libro yo”.

Para luchar hay que tener fuerzas, o propugnar hacer el amor y no la guerra, pero tal virtuosismo cívico es incompatible con la política.

Tomás Gómez era casi un desconocido que quería ser candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, pero Zapatero, basándose en unas encuestas, decidió que era mejor candidata la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, y le dijo al bueno de Tomás que se retirara. Pero Tomás, cual un Cisneros moderno, le dijo que no, que tenía sus poderes, y éste era el control del potente PSOE de Madrid lo que, dicho sea de paso, son muchos cargos públicos. Al final Tomás, gane o pierda las primarias, saldrá muy reforzado, por de pronto será mucho más conocido, es apoyado por muchos al ser un David contra Goliat y, justo es decirlo, dice cosas coherentes. A Trinidad tampoco le viene mal, gane o pierda, este contacto inédito del Olimpo con los mortales. Pero, lo más importante, la militancia socialista de Madrid saldrá reforzada de estas primarias: sirve para mucho más que para oír, sirve para hablar y decidir.

Ignacio Trillo, por el contrario, está siendo ninguneado en su intento por celebrar primarias en Málaga capital. Lo conozco personalmente, y sería un formidable candidato, pero no tiene fuerzas propias, es decir, sólo tiene su persona, sus palabras y sus apoyos, pero le falta la fuerza principal. Ignacio no tiene cargos que repartir ni cabezas que cortar, cosa importante en un partido en el que todos los delegados del último congreso regional eran cargos públicos, electos o designados.

Lo de Valadez como candidato del PSOE en Estepona es harina de otro costal: es directamente un golpe de estado. Ha exigido y obtenido la expulsión del partido de todos los militantes socialista de Estepona, para encabezar una gestora títere, con el ultimo fichaje del paracaidista Centeno. Dicen que es apoyado como candidato por ser el denunciante de Astapa, como si ya supieran si finalmente fue en su denuncia un honrado o simplemente un bellaco (ruin y perverso). No me lo creo. ¿Cuál será la verdad?

El PSOE tiene malas perspectivas electorales, y actúa de forma incoherente incluso para conseguir el poder. Cuando procede más militancia y entusiasmo, sólo aplica la soberbia de los mandos, y eso sólo genera soledad. Perderá elecciones, no habrá cargos a repartir, el harakiri, pero luego vendrá la renovación, la política entendida como servicio y no como oficio y erotismo (del poder).

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 2.10.2010