El gatopardo

Esta extraordinaria novela, escrita a mediados del siglo XIX por di Lampedusa, fue adaptada al cine por Visconti. El protagonista en el celuloide fue Burt Lancaster. En una escena sublimemente lenta se resume el mensaje de la novela: Lancaster constata en una fiesta de la aristocracia cómo han degenerado los vástagos de su clase social, y comprueba lo que es inevitable por su mayor vitalidad: el triunfo de la clase social emergente, la burguesía. Similar descripción de la degeneración de lo antaño triunfante la ofrece Gibbon en su obra “El declive y decadencia del imperio romano”, en este caso con una agonía tres siglos.

Tal sensación de degeneración y situación agónica me la proporciona el PSOE de Estepona.

El triunfo electoral municipal en el 2007 supuso para nuestro PSOE un momento dulce: estuvo cerca de la mayoría absoluta, y la situación de bonanza económica hacía presagiar una buena gestión. El caso Astapa decapitó, literalmente, a los lideres del PSOE, y sobre este caso nada hay que hablar por ahora, ni quizás por años, pues dado que Astapa solo afecta a unos pringaillos locales, el procedimiento se lleva con una lentitud pasmosa, dado que policías y fiscales están destinados a investigar cosas “más importantes”, como los pecados del PP tipo Gurtel, siguiendo los intereses de quienes ordenan a policías y fiscales.

Tras Astapa se debería haber disuelto el consistorio y convocado nuevas elecciones, y este hubiera sido un gran servicio del PSOE a los intereses de Estepona. Pero se prefirió el interés partidista al colectivo, y se culminó el despropósito colocando de alcalde al denunciante de Astapa, burlando un principio de mínima prudencia que aconseja dejar al margen a los litigantes en asuntos turbios hasta que no se conozca la verdad material de los hechos.

El resto de los despropósitos del PSOE es bien conocido. Expulsó a los militantes, creó una gestora títere al servicio de Valadez, y este culminó la ruina del Ayuntamiento en compañía de quienes voluntariamente obtuvieron pezón de las tetas de la vaca lechera consistorial.

Cualquier esteponero puede sentirse dolido por un PSOE que ha traicionado en Estepona los intereses de la mayoría, y este dolor debe ser mucho mayor para los socialistas locales que han sido doblemente traicionados, como ciudadanos y como socialistas.

El PSOE de Valadez debe ser destruido en las urnas, y eso no debe ser motivo de zozobra para los socialistas, sino motivo de esperanza. Ningún socialista puede anunciar orgulloso su condición mientras el PSOE este usurpado por Valadez. Sólo cuando desaparecida la infamia surja un nuevo PSOE, con nuevas ideas que permitan actualizar su ideología de izquierdas, cuando el valor máximo –como desearon los fundadores del socialismo- sean la dignidad política y personal, con nuevas personas que representen los intereses de la clase trabajadora y no los bastardos intereses de una turba de arribistas, sólo en este momento podrán los socialistas sentirse orgullosos de serlo, y podrán pedir a la ciudadanía su apoyo para entre todos construir un mundo mejor.

Vienen momentos difíciles a nivel nacional. Se adorará durante un tiempo al nuevo becerro de oro que, en nombre del progreso, postula la lucha de todos contra todos, mereciendo vivir decentemente sólo los triunfadores. Pero todo volverá a su cauce, y a final de nuevo la igualdad social será el objetivo de muchos, y procede que este momento los socialistas estén a la altura de las circunstancias, en lo moral, lo intelectual y lo pragmático.

El día 22 de Mayo son las nuevas elecciones municipales. Valadez y su pandilla se han agrupado en el inodoro. El pueblo en las urnas tirará de la cadena. Los progresistas no podrán celebrar ninguna victoria de grupo, no corresponde, pero sí deberían celebrar el triunfo del pueblo contra una versión degenerada del socialismo. Incluso deberían quedar esa noche para celebrar todos juntos el fin de la infamia llamada Valadez.

Damián Zamorano Vázquez.

Estepona Información. 7.5.2011