sábado, 19 de noviembre de 2011

Patriotismo

La crisis que padecemos es debida a la inconsciencia inocente de muchos, viviendo años por encima de sus posibilidades, endeudándose indebidamente, y a la codicia de unos pocos especulares que realizaron la estafa financiera simplemente para ganar mucho dinero.

De la crisis solo saldremos con sacrificio, cohesión social y patriotismo.

De los sacrificios no se ha hablado en la campaña electoral: resta votos. Es increíble cómo los políticos odian la pedagogía, sabiendo que luego el personal se enfada cuando termina conociendo la verdad.

El PSOE no ha aprendido eso de que mentir es un error: no se puede decir que hoy no hay crisis y que además mañana habrá brotes verdes. Insistiendo en su error, plantea unas propuestas sin fundamento, apelando a travestirse de Robin Hood, a camelarse a la Merkel, y a la subida del precio del tabaco, medida que por cierto aumentará el dinero circulante –como quiere el PP- vía contrabando.

El PP nos ha contado el cuento de la lechera, primero cogí confianza, con ésta obtuve inversores, con estos creé empleo, con él aumenté mis ingresos, y con ello baje los impuestos. Sería para asustarse si a las primeras de cambio se rompe el cántaro. El programa electoral del PP no es tan lelo, es otro, es generar las condiciones objetivas para que los inversores ganen mucho dinero, y eso tiene sus cosas buenas y malas, como todo en este mundo.

Sin cohesión social no hay salida adecuada del crisis. Y no es solo un imperativo moral, es de sentido común. Los que crean que pueden ser felices siendo ricos con una base social empobrecida se equivocan, gastarán todo su dinero en alambradas para sus casas y vigilantes para sus insumisos trabajadores.

A falta de dinero público, la salida de la crisis se contempla por una combinación de inversión privada y esforzados empresarios que sepan utilizar estos recursos para generar riqueza. El objetivo de un empresario es ganar dinero, y aquí entra el concepto del patriotismo. Ganar dinero es lícito, pero hacerlo a costa de los intereses generales no. Es fundamental que los empresarios se atengan a los códigos de buena conducta, tan fundamental como que los poderes públicos sean inflexible con los corruptos, timadores, cartelistas, simples especuladores y explotadores de sus asalariados.

Los ciudadanos serán patriotas, es decir, buscarán en sus actos también el bien común, y se atendrán a los sacrificios, siempre que vislumbren un futuro mejor y compruebe que los otros agentes también se aplican esta tarea. En este contexto la responsabilidad de los políticos es fundamental.

La valoración de los políticos por la ciudadanía es muy mala, como no podía ser de otra manera. La cosa va mal, pero ellos dan la sensación de preocuparse más de sus cuestiones particulares que de arreglar la situación. Esto puede ser solo una sensación, pero también hay datos de que, en ocasiones, intereses bastardos partidistas destrozan el bien común. Un ejemplo notable es la actitud antipatriótica del PSOE de Málaga, que ha consentido el destrozo continuo de las arcas municipales de Estepona durante el mandato de Valadez. Si fueran patriotas todos estos dimitirían el 20 N. Me temo que habrá que echarlos a la fuerza.

Deseo a quien gane las elecciones del 20 N que obtenga un rotundo éxito en su gestión, y lo deseo, por qué no decirlo, sobre todo por mi bolsillo y el de mis hijos. Una encuesta de opinión ha revelado que los votantes socialistas no tienen miedo a un eventual triunfo del PP, y me incluyo en este grupo, pero si tengo miedo de que un triunfo del PP se acompañe de un PSOE marginal en efectivos y sobre todo en ideas. En política siempre es importante un contrapeso, una oposición con tanta o más categoría que el gobierno. El problema no es que una opción lapide en elecciones a la otra, el problema es que los perdedores se instalen en la mediocridad demagógica y obstruccionista, y el caso de Estepona es ilustrativo.

Suerte a todos para el 20 N.

Damián Zamorano Vázquez

Estepona Información. 18.11.2011

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